Esta es, pues, la historia.

El sábado 12 de mayo los periódicos del Grupo Reforma le dan el espacio principal –las antiguas “ocho columnas”- en sus primeras planas a esta “información” disparatada: Según ellos la Secretaría de Hacienda planea proponer en la futura Reforma Fiscal que se graven los ingresos de siete millones de asalariados que actualmente no pagan Impuesto Sobre la Renta en términos netos porque reciben el llamado “crédito al salario” que no es más que un subsidio fiscal –o un “negative income tax”, impuesto negativo sobre la renta- justificado dadas las bajísimas percepciones de esos asalariados: cuatro salarios mínimos o menos.

¿En qué se basa el periódico “Reforma” para soltar esta supuesta “bomba noticiosa”? Pues en una grabación –presuntamente obtenida por el periódico- de una reunión que sostuvo el Secretario de Hacienda con integrantes de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados.

Lo malo es que lo que “Reforma” transcribe de esa grabación –dando por buena su existencia- en ningún momento permite inferir que ésas sean las intenciones de Hacienda. Por el contrario, las palabras entrecomilladas que el periódico atribuye al Secretario de Hacienda nos muestran que éste está explicando a los diputados por qué es tan elevado el porcentaje de personas físicas (47 por ciento) que no tributan ISR en términos netos. “Que no nos sorprenda el mensaje de que a través de las personas físicas recaudamos tan poco” dice el periódico que dijo el Secretario de Hacienda. Para cualquiera con dos dedos de frente queda claro que Agustín Carstens NO está proponiendo gravar esos ingresos –tan menguados que están justificadamente exentos o hasta subsidiados por el crédito al salario- sino respondiendo a los legisladores el porqué ese indicador de la recaudación de ISR de personas físicas muestra un porcentaje tan alto de contribuyentes exentos o que, para efectos prácticos, no tributan.

La falsedad de la “noticia” del “Reforma”, por lo demás, es evidente para todo aquél que haya seguido el curso de las negociaciones previas a la presentación de la reforma fiscal que propondrá el gobierno de Felipe Calderón. Es decir, cualquier persona enterada sabe que el gobierno NO ha soltado prenda sobre el contenido concreto de su propuesta y se ha limitado, hasta ahora, a dar información general a los legisladores y al público sobre la situación de las finanzas públicas, sus perspectivas, los índices de recaudación en los distintos impuestos y las inferencias –que han hecho diversos investigadores- de a cuánto puede ascender en México la evasión fiscal en los distintos tributos.

En un primer momento podría pensarse que esos periódicos del señor Alejandro Junco de la Vega “¡¡¡¡¡¡oooooootra vez!!!!!” (tal cual les gusta escribir a ellos, destrozando el lenguaje) se equivocaron y “fabricaron” a fuerza de imaginación lo que en el medio se conoce coloquialmente como “una volada”. Pero al día siguiente, domingo 13 de mayo, insistieron: Buscaron a dos o tres líderes sindicales que, ¡obviamente!, se oponen a la medida (el viejo recurso del grupo “Reforma”: si no tienes noticias, amarra navajas entre personajes públicos que eso siempre vende) y, por si eso no bastase, publicaron una “oportuna” cartita de un lector, ¡de Texas, Estados Unidos!, aplaudiendo la supuesta iniciativa de Hacienda de gravar a los asalariados con ingresos de cuatro salarios mínimos o menos. Tan interesante les pareció la cartita de este inquieto lector de Texas –que por lo visto vive pendiente de los asuntos tributarios en México como si en ellos le fuera la vida-, que le dieron lugar de honor en su página editorial.

Otro elemento a considerar en esta trama: Para “apoyar” su invención del sábado, los editores del periódico encontraron unas declaraciones de un abogado de un despacho de especialistas en impuestos que -¡qué curioso!- avalaban la ocurrencia de gravar a los asalariados más pobres.

Mi conclusión, que tal vez el lector comparta, es que don Alejandro Junco no sólo inventa noticias sensacionales que nunca existieron, sino que les da el sesgo que le interesa según su muy peculiar concepción del mundo y de la actividad económica, bastante típica de las viejas generaciones de negociantes regiomontanos. Dicho en otras palabras: Es Junco y no Hacienda quien quiere gravar los ingresos de los asalariados más pobres, entre otras cosas porque así, conjetura, los ingresos de las empresas –personas morales, sin sarcasmo- no serán tocados por la futura reforma. Y Junco no habla por sí solo, sino como vocero más o menos oficioso de la vieja generación de negociantes regiomontanos para quienes los gobiernos deben estar al servicio de los intereses de un puñado de negociantes –eso se llama NO capitalismo, sino mercantilismo- rebajándoles impuestos, subsidiándoles insumos, cerrándoles las fronteras a la competencia, otorgándoles concesiones y hasta créditos de favor mediante la banca de desarrollo, que somos los contribuyentes quienes pagamos.

Para esta mentalidad –anclada en el siglo XVIII o algo así- los trabajadores mexicanos no sólo son flojos por naturaleza (una declaración en ese sentido la destacaba el mismo periódico “Reforma” el mismo sábado 12, en boca del Presidente de los industriales del calzado) sino que ni siquiera merecen los salarios miserables que les pagan. De ahí que hasta esos pobres cuatro salarios mínimos deban estar gravados, a juicio de estos “capitanes de la industria” (como les encantaba decir en Monterrey en los años 50 y 60 del siglo pasado).

¡Qué clase empresarial tan bonita!