El pasado jueves 31 de mayo, y a seis meses de haber iniciado su gestión, el presidente Calderón presentó ante gobernadores, legisladores y gabinete en pleno el famoso Plan Nacional de Desarrollo (PND) para el periodo 2007-2012, el cual está sustentado en gran medida en la perspectiva del futuro que el gobierno mexicano proyecta para la nación en los próximos 23 años a través también del proyecto denominado “Visión México 2030”.

Como es sabido, la elaboración del Plan Nacional de Desarrollo obedece al cumplimiento del artículo 26 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos así como al artículo 12 de la Ley de Planeación, específicamente sobre el Sistema Nacional de Planeación Democrática. Así, de acuerdo con la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el artículo 26 establece:

Artículo 26.- El Estado organizará un sistema de planeación democrática del desarrollo nacional que imprima solidez, dinamismo, permanencia y equidad al crecimiento de la economía para la independencia y la democratización política, social y cultural de la Nación.

Por otra parte, entre los datos a resaltar de la Ley de Planeación publicada originalmente el 5 de enero de 1983 (hace casi 25 años), destacan los artículos 2 y 3:

Artículo 2.- La planeación deberá llevarse a cabo como un medio para el eficaz desempeño de la responsabilidad del Estado sobre el desarrollo integral y sustentable del país y deberá tender a la consecución de los fines y objetivos políticos, sociales, culturales y económicos contenidos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Artículo 3.- Para los efectos de esta Ley se entiende por planeación nacional de desarrollo la ordenación racional y sistemática de acciones que, en base al ejercicio de las atribuciones del Ejecutivo Federal en materia de regulación y promoción de la actividad económica, social, política, cultural, de protección al ambiente y aprovechamiento racional de los recursos naturales, tiene como propósito la transformación de la realidad del país, de conformidad con las normas, principios y objetivos que la propia Constitución y la ley establecen. Mediante la planeación se fijarán objetivos, metas, estrategias y prioridades; se asignarán recursos, responsabilidades y tiempos de ejecución, se coordinarán acciones y se evaluarán resultados.

Así, el PND 2007-2012 sintetiza al desarrollo humano sustentable como premisa básica para el desarrollo integral del país, junto con cinco ejes de política pública para dicho plan: 1) Estado de Derecho y seguridad; 2) Economía competitiva y generadora de empleos; 3) Igualdad de oportunidades; 4) Sustentabilidad ambiental, y; 5) Democracia efectiva y política exterior responsable.

Al margen de los resultados que dentro de seis años veremos de este plan, es importante mencionar que nuestro país no necesita de la elaboración de un proyecto que planee, conduzca y dirija la actividad la económica de la nación así como de sus individuos, especialmente en un marco institucional en el cual cada seis años se establecen objetivos, proyecciones y datos puntuales respecto a la evolución deseada sobre diferentes variables económicas. Este evento lejos de constituirse como el plan maestro del sexenio, adquiere tintes de enorme vanidad, ego y presunción por parte de las autoridades en el ejercicio del poder que tanto daño ha hecho a nuestro país durante varias décadas. No necesitamos que nos digan qué, cuándo y cómo ahorrar, consumir e invertir.

El PND así como los muchos otros planes de desarrollo elaborados por administraciones anteriores estuvieron y estarán condenados al fracaso en la medida en que dejen de considerar un elemento importantísimo y vital en este juego: las expectativas racionales de los individuos. El gran error de las autoridades en la elaboración de los proyectos y planes de gobierno tiene que ver con asociar a la economía dentro de un proceso estático, siendo que la realidad dice todo lo contrario, ya que la economía y la actuación de los individuos que la componen se caracterizan por formar parte de un proceso de interrelación dinámica. Los incentivos son importantes para determinar el comportamiento de los mercados y su consecuente desarrollo.

Alguien debería decirles a las “iluminadas” autoridades que la economía es una ciencia que funciona a base de incentivos y que esos incentivos hacen que los individuos busquen su propio beneficio y bienestar a través de la potencialización de sus capacidades. Elaborar proyectos, metas, tareas y proyecciones cuantitativas sobre el crecimiento y evolución de la economía mexicana se vuelve ambiguo si no se toman en cuenta estos aspectos.

México no necesita de un PND que se pierda en promesas, objetivos y cifras. México necesita concentrar su capital político en llevar a cabo reformas a elementos esenciales como lo son los procesos judiciales, estabilidad macroeconómica así como leyes y marcos institucionales que generen incentivos apropiados para el esfuerzo individual.

La capacidad que tienen los países de generar oportunidades de desarrollo para su gente depende de la libertad, los incentivos y las reglas que tienen sus habitantes para generarlas, algo que desafortunadamente no se ha desarrollado en los ya clásicos proyectos sexenales.