No existe una alternativa viable, inteligente y práctica a las concepciones liberales. Los ataques a un supuesto neoliberalismo de los partidos conservadores y liberales, demuestra una y otra vez un dilema ya muy conocido por todos: la falta de ideas y de creatividad de la izquierda la que, especialmente en México, se sigue manteniendo en ese estado de ofendido bravucón que si no le dan arrebata.
La semana pasada en la ciudad de Madrid, se llevó a
cabo la cuarta conferencia de
"El liberalismo moderno necesita al Estado,
pero no se trata de un Estado cuasimodo como lo conciben los socialistas."
No existe otra alternativa viable a las concepciones
liberales responsables de la revolución industrial. Ni en los países
desarrollados ni en aquellos que están en vía de desarrollo. Los ataques a un
supuesto neoliberalismo de los partidos conservadores y liberales, demuestra
otra vez un dilema ya conocido: la falta de ideas creatividad de la izquierda.
Después de que protagonistas de las diferentes izquierdas han tratado de dar
perfil demoníaco a los partidos liberales culpándolos de todos los males de la
humanidad, últimamente se escuchan también, en varias latitudes del mundo,
comentarios absurdos acerca de LOS partidos conservadores: Se les acusa de
defender el "neoliberalismo"!
Parece muy extraño que los socialdemócratas alemanes clasifiquen de
neoliberales a sus aliados en el gobierno – los partidos Demócrata Cristiano y
Vale la pena revisar cómo se ha entendido el término neoliberalismo en el
pasado, antes de que los globalofóbicos y los
enemigos del capitalismo – aquellos que han perdido su propia utopía -lo hayan
escogido como un arma contra todo lo que les parece malo y diabólico en el
mundo arremetiendo contra ese reflejo de la luna sobre el agua.
La palabra "neoliberalismo" nació en el año 1938 bajo el marco de una
conferencia en Paris, en la cual se habían reunido los liberales destacados de
la época. Entre ellos estaban el posterior premio Nóbel, Friedrich
von Hayek, el
"padre" del ordoliberalismo alemán, Walter Eucken y Wilhelm Röpke, un economista y filósofo humanista alemán de los más
destacados del mundo.
Ellos pretendían renovar las ideas y valores
liberales en un mundo dominado entonces por dictaduras, un mundo que había
dejado atrás el libre comercio y que había caído en una crisis económica
mundial. Desde su punto de vista, el liberalismo tipo "laissez-faire"
de los siglos XVIII y XIX había fracasado por haber admitido la creación de un
poder económico a través de monopolios y oligopolios, que a su vez aprovecharon
su poder para corromper la política.
Hay que entender que el “laissez-faire” había nacido sin los instrumentos para
implementarse de forma justa y, como afirmara Gilberto Valenzuela, era como las
piñatas de su niñez en Sahuaripa cuando los niños más
grandes se hacían de todas las golosinas. Según los criterios de estos
"neoliberales", el Estado no debería limitarse al rol de vigilante
sino crear y garantizar las condiciones marco sin las cuales, una comunidad
libre no puede convivir en paz y prosperar a largo plazo.
La acusación de la izquierda de que el "neoliberalismo" produce una
contradicción artificial entre Estado y libertad, es absurda. Tales ideas a lo
mejor son defendidas por unos cuantos atarantados libertarios radicales los
cuales confunden "libertad" con "anarquía". En EU, el propietario
original de las ideas liberales fue el partido demócrata de Jefferson,
sin embargo, su transformación fue tal que hoy día el ser liberal en EU, es
equivalente a ser socialista o perredista.
El liberalismo moderno necesita al Estado, pero no se trata de un Estado como
lo conciben los socialistas o los socialdemócratas. El Estado liberal se
encarga de crear un marco calculable y saludable garantizando la vida,
libertad, la seguridad jurídica y la libertad contractual, protegiendo la
propiedad privada y la competencia, construyendo un sistema monetario estable
que permite y promueve una amplia libertad de mercado.
No se encuentra a ningún representante liberal de importancia que rechace una
protección financiera básica para gente que se encuentra en situaciones
precarias. Con su concepto de la tributación negativa, Milton Friedman dio un ejemplo de cómo una estructura de esta
naturaleza podría funcionar de forma justa y eficiente.
No debemos olvidar de que el Estado liberal no es de ninguna manera una maquina
redistributiva. Los que piensan que la solidaridad
ciudadana crece cuando se le quita a uno y para darle a otro, están ciegamente
equivocados. Al contrario: el Estado liberal respeta los derechos a la libertad
dentro de un sistema establecido; no es un Estado que prescribe a sus
ciudadanos, en forma paternalista, cómo deberían vivir o desarrollar sus vidas.
Un estado liberal es aquel que sienta el marco para
que los individuos se den a la creación de riqueza la que, en la estructura de
un mercado libre, de forma automática se distribuye de acuerdo a la aportación
que cada actor ejecuta en el proceso productivo. Un verdadero estado liberal no
permite monopolios de ninguna naturaleza ni permita la formación de empresarios
tipo Barry Bonds, como los
ha bautizado Anastasia O’Grady, quienes con los
esteroides del estado se convierten en billonarios y
los más ricos del mundo, en los países más pobres.
Este tema es brillantemente expuesto por mi admirado
amigo y gran escritor, Carlos Alberto Montaner, en su
excelente revisión que hace del nuevo libro; Capitalismo Bueno y Malo. Pero es
tema que trataremos en la siguiente cita con ustedes.
Estas consideraciones muestran claramente que los partidos conservadores no son
representantes del neoliberalismo. En la mayoría de los casos, ellos tienen una
alta responsabilidad en la creación de Estados regordetes y altamente
endeudados. La sola palabra conservador, claramente nos indica alguien que
pretende mantener el statu quo siempre opuesto a cualquier cambio o reforma.
¿Suena familiar señores congresistas mexicanos?
No existe una alternativa viable, inteligente y práctica a las concepciones
liberales. Los ataques a un supuesto neoliberalismo de los partidos
conservadores y liberales, demuestra una y otra vez un dilema ya muy conocido
por todos: la falta de ideas y de creatividad de la izquierda la que,
especialmente en México, se sigue manteniendo en ese estado de ofendido
bravucón que si no le dan arrebata.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.