Una vez más estalló la violencia en Oaxaca. Un grupo radical que participaba en una manifestación de la APPO y de la sección 22 del SNTE el 16 de julio trató de tomar el cerro del Fortín, donde se encuentra el auditorio de la Guelaguetza. Un contingente de policías estatales y municipales impidió el acceso de los manifestantes al lugar y ello provocó una gresca que dejó decenas de lesionados y de detenidos. El grupo radical no sólo se enfrentó a la policía sino que quemó autobuses y vehículos privados.

Los propios miembros de la sección 22 se han deslindado de los grupos radicales que pretendieron tomar el cerro del Fortín. Los maestros y la mayoría de los manifestantes se dirigieron a la plaza de la Danza donde con tranquilidad y orden presentaron su versión de la Guelaguetza.

Pero el grupo radical de la APPO no tenía intenciones de limitarse a participar en una presentación artística alternativa a la que justamente se ha convertido en un atractivo turístico de Oaxaca. Su propósito era, como lo ha sido por mucho tiempo, derrocar al gobernador Ulises Ruiz.

Todo grupo político tiene derecho, por supuesto, a hacer política, pero por cauces democráticos. La APPO, en cambio, insiste en imponer su voluntad a la de los electores, lo cual ha tenido un costo enorme para Oaxaca.

Desde mayo del 2006 los oaxaqueños han tenido que pagar muy caro el precio de las ambiciones políticas de los miembros de la APPO. El prolongado bloqueo del centro de la ciudad de Oaxaca hizo que se desplomara el turismo, la base de la economía de la capital, provocando pérdidas enormes a empresas y salarios perdidos para los trabajadores. Cuando finalmente se llevó a cabo un operativo de la Policía Federal Preventiva para levantar el plantón, la economía oaxaqueña se encontraba ya exhausta.

A lo largo del 2007 los esfuerzos por reconstruir la actividad turística de Oaxaca han sido intensos pero complicados. La mayoría de los hoteles de la ciudad siguen teniendo cifras de ocupación muy bajas. Los miembros de la sección 22 del SNTE y de la APPO no han dejado de realizar manifestaciones y plantones. Los turistas nacionales y extranjeros siguen viendo a Oaxaca con desconfianza. Nadie quiere ir a pasar unos días a un centro turístico sólo para encontrarse con la violencia de la APPO.

La batalla del cerro del Fortín del 16 de julio no ha hecho sino profundizar la imagen negativa de Oaxaca. Esto es particularmente cierto por el hecho de que dos hoteles fueron desalojados como consecuencia de los disturbios. Lo peor de todo es que la APPO sigue en pie de guerra y amenaza con interrumpir la Guelaguetza oficial que tendrá lugar el 23 y el 30 de julio. Poco le importa el costo que esto tenga para los oaxaqueños.