Insisto que en el futbol (¿deporte nacional?) podemos encontrar situaciones que nos sirven de referencia para actos que presenciamos a menudo los individuos que vivimos en este país.

Cuando nuestro glorioso torneo local llega a su etapa de eliminación en partidos a visita recíproca (la famosa “Liguilla”) es común que en el juego “de vuelta” el equipo que va perdiendo utilice a todos sus jugadores para ir al ataque, los defensas ya no están en su zona y son centros delanteros por su estatura, los “medios” buscan el centro del área con balones elevados y el portero buscará rematar cada tiro de esquina que tenga que cobrar su equipo.

En fin, por cosa de 20 ó máximo 25 minutos parece que éste deporte puede brindarnos espectáculo. El equipo que ataca desesperadamente lo hace porque sus jugadores se enteraron casi al final que ya no había mañana, que podían quedar eliminados. Casi nunca se consigue remontar un marcador adverso con poco tiempo en el futbol.

¿Qué pasa después?, que la mayoría de los jugadores, el Director Técnico del equipo que perdió y los ilustres comentaristas de este deporte en cualquier medio de comunicación dirán: “jugaron con gran actitud, por ese lado pueden estar tranquilos”, “jugaron con todo”, “se entregaron”, “cayeron como auténticos guerreros, con la cara al sol”, “por esfuerzo no quedó”, “hay que resaltar el deseo mostrado”.

¿No deberían TODOS los equipos jugar con esa “actitud” TODOS los partidos?, ¿No es su obligación?, ¿No les pagan a cada uno de los jugadores por jugar “como auténticos guerreros”?, pues sí, pero parece que se olvida esto y estamos tan acostumbrados a la mediocridad de nuestro futbol (sí, aquí también hay mediocridad) que cuando observamos un partido que se juega con ganas, lo resaltamos como si no fuera algo que debería de ocurrir en cada uno de los encuentros.

Pues sirvan estos párrafos para resaltar que en política estamos igual, estamos tan acostumbrados a ver cómo nuestros flamantes legisladores echan la flojera cada Legislatura que cuando cumplen con su obligación debemos de aplaudirles.

Que por fin se pusieron de acuerdo, que se sentaron a dialogar, que esto no se había visto en años, caray, y ¿ahora?, ¿los vitoreamos?, ¿le echamos una porra a Beltrones, a Creel y a Navarrete?

¿Debemos reconocerles el que por fin aprobaron un par de reformas?, efectivamente, de orígenes y con fines distintos, se han aprobado un par de ellas, una total y absolutamente revanchista (la electoral, por supuesto), y la otra definitivamente mejor pensada, la fiscal (para mayores y mejores referencias lo invito a leer el excelente comentario de Adriana Merchant a la columna de Roberto Salinas “El costo de las reformas”, en este mismo sitio).

Y Además como en el balompié, a última hora, ¿cuánto más soportarían las finanzas públicas así como están?

En su columna del 17 de septiembre de este año, publicada por El Universal, la presidenta del PRI, Beatriz Paredes escribió:

“Los legisladores tuvieron capacidad de llegar a acuerdos. Tomaron decisiones trascendentes para el fortalecimiento de la autonomía del Estado mexicano, en lo político-electoral, y en el robustecimiento de las finanzas públicas. Sin asombro, observo cómo todo lo que se ha criticado por la supuesta incapacidad de acordar, no se convirtió en reconocimiento por haber alcanzado concordancias”.

¿Lo ve?, hasta reconocimiento nos piden porque por fin, en una ocasión, hicieron su trabajo (y eso que mal y de malas), ¿cuántas ocasiones, amigo lector, en su trabajo ha llegado usted con su jefe a decirle: “reconozca mi esfuerzo, llegué temprano”?, cada uno de nosotros sabemos nuestras obligaciones y no pedimos aplausos por cumplirlas, y resulta que nuestros ¿“representantes”?, se “sienten” porque no los reciben.

Me suena de nuevo al futbol, “guerreros que caen con la cara al sol”, porque eso sí, según ellos por fin lograron tener la capacidad de llegar a acuerdos, lo cual no quiere decir que los mismos sean los óptimos o por lo menos, buenos, sólo vea lo que hicieron con la reforma electoral.

No estoy diciendo que sea malo el que se llegue a puntos en común, finalmente vivimos en una democracia, (por más que algunos intelectuales nos quieran hacer creer que no lo es) y se tienen que tolerar los distintos puntos de vista (cosa que el PRD no ha entendido), la mayoría manda.

De nuevo señores legisladores, es su obligación, no pidan aplausos por hacer lo que les toca, para cobrar y subirse sueldos no les cuesta trabajo sentarse a acordar, pero para hacernos la vida un poco más llevadera a los individuos de carne y hueso... ¡qué bárbaros!, a veces pienso que sería mejor que no llegaran a ninguno.

Y para colmo resulta que en este equipo de políticos, cuando deciden hacer lo suyo, salta el Director Técnico y ¿qué creen?, que está en contra de que se juegue “con garra”, por fin se logra el acuerdo para subir el precio de la gasolina y sale el Presidente Calderón a detenerlo, ¿el costo?, nada más 8 mil millones de pesos.

Supongo que 8 mil millones de pesos es un mucho menor costo que aparecer como “impopular”.

Ni los jugadores ni el Director Técnico, ni los legisladores, ni el Presidente... pero...

¿Sabe qué?, me quedo con los 20 minutos de emoción futbolística.