El pasado lunes 12, Fox presentó lo que se conoce como el Decálogo Energético, cuyo fin es reducir la vulnerabilidad de México en materia de suministro de energéticos, sobre todo ahora que, por obra y gracia del huracán Katrina, que afectó a la zona de la cual México se abastece, los precios del gas natural han aumentado hasta 70 por ciento, de tal manera que “para atender de manera inmediata la coyuntura y para fortalecer de forma permanente la estructura de abasto energético”, el Presidente propuso diez medidas que podemos dividir en cuatro grupos: control de precios (3); otorgamiento de subsidios (2);  reformas estructurales (2); avances hacia una mayor y mejor oferta de energéticos (2), y participación de especialistas en la búsqueda de soluciones (1).

Control de precios. Fox propuso, uno: reducir al mínimo el precio del gas natural, fijándolo en 7.65 dólares por millón de BTU s; dos: aumentos no mayores al 4 por ciento en las tarifas de electricidad para consumo doméstico bajo y medio, y no mayores al 3 por ciento en los precios de las gasolinas y el diesel, todo ello para el 2006; tres: incrementos, por debajo del 4 por ciento, al precio del gas LP.

Subsidios. El presidente planteó, uno: mantener el apoyo del 28 por ciento al precio del gas natural para consumo doméstico; dos: apoyos en materia energética a las micro, pequeñas y medianas empresas, que no tengan manera de reducir el impacto de los altos costos de los energéticos.

Reformas estructurales. El Primer Mandatario propuso, uno: una reforma constitucional cuyo propósito es complementar la inversión pública con inversión privada en la exploración, explotación y actividades relacionadas con el gas natural no asociado al petróleo y, dos: una iniciativa de reforma a la Ley Reglamentaria del Artículo 27 constitucional, en el ramo del petróleo, con el objetivo de complementar la inversión pública con inversión privada en infraestructura de almacenamiento y ductos de petróleo y sus derivados.

Avances hacia una mayor y mejor oferta de energéticos. La propuesta consiste, uno,  en diversificar las fuentes de suministro de gas natural y, dos, en ampliar y fortalecer las fuentes renovables de energía.

Participación de especialistas en la búsqueda de soluciones. El presidente planteó la constitución de un grupo de expertos, investigadores, académicos y especialistas del sector privado, con el fin, fundamental, de analizar las soluciones que ante problemas similares se han encontrado en otros países.

Lo más importante del decálogo foxista son las dos propuestas de reforma estructural, que tienen como común denominador la apertura parcial, de  parte del sector energético, a la participación del capital privado, uno, en la exploración, explotación y actividades relacionadas con el gas natural no asociado al petróleo y, dos, en la infraestructura de almacenamiento y ductos de petróleo y sus derivados, medidas correctas en cuanto al qué, la participación del capital privado en la industria energética, pero insuficientes en cuanto al cómo: una participación limitada y condicionada, ante la cual grupos de gubernamentólatras, comenzando por los del PRI y PRD, ya han manifestado su oposición, porque la medida “busca privatizar el sector”. A ellos hay que recordarles que, en materia de inversión (y eso, inversión, es lo que se necesita en la industria energética de este país), lo que importa es el sustantivo, inversión, y no el adjetivo, privada.

Continuaré con más comentarios al Decálogo Energético.