No hay nada más peligroso, para la libertad individual, que el gobierno inventando delitos, es decir, definiendo como delictivas acciones que, por su propia naturaleza, no lo son, lo cual nos lleva a la siguiente pregunta, ¿cuáles son las acciones delictivas por su propia naturaleza? Aquellas que dañan a otras personas en su vida, integridad física, libertad y propiedad, es decir: matar; mutilar o violar; esclavizar o secuestrar; robar o defraudar. Estas acciones, delictivas por su propia naturaleza, deben ser prohibidas y castigadas por el gobierno. ¿Pero qué sucede cuando el gobierno, en su afán por ser, además de gobierno, ángel de la guarda, y preservarnos de todos los males, comenzando por aquellos que podamos hacernos nosotros mismos, define como delictivas acciones que, por su propia naturaleza, no lo son, prohibiéndolas y castigando a quien las realiza? Lo primero que sucede es que viola la libertad individual y, lo segundo, que crea problemas más graves que los que pretendía resolver, tal y como sucede con la prohibición del tráfico y consumo de drogas.

Consumir drogas es una acción dañina para quien las consume, pero la pregunta es si, además, es una acción delictiva por su propia naturaleza. ¿Lo es? No, de ninguna manera, y para aclarar esta respuesta preguntémonos lo siguiente: ¿a quién mata, mutila, viola, esclaviza, secuestra, roba o defrauda quien consume drogas? ¿Se hace daño a sí mismo? Sí. ¿Le hace daño a alguien más? No. Entonces, ¿por qué prohíben los gobiernos su consumo? ¿Por qué definen como delictiva una acción que, dañina para la salud, no es delictiva por su propia naturaleza? Por abusivos.

Consecuencia de prohibir el consumo de drogas es la violación de la libertad individual, pero no es la única. Hay otra que se ha convertido en una de las principales amenazas para el gobierno. Me refiero, obviamente, al narcotráfico, cuya causa es, no la drogadicción, sino la prohibición del consumo de drogas, por la cual es responsable el gobierno. ¿Por qué digo que el narcotráfico es una de las principales amenazas para el gobierno? Por su enorme poder corruptor - millones de dólares -, mucho mayor que su poder de fuego – nunca tanto como el del gobierno -, poder corruptor que corrompe a las autoridades, no habiendo nada más corrupto que una autoridad corrompida, incapaz de respetar y hacer respetar las reglas del juego, lo cual deja al ciudadano “común y corriente” en la indefensión.

La única manera de terminar con el narcotráfico es legalizando y reglamentando el consumo de drogas, algo que debe ser visto, no como el mayor de los bienes, pero sí como el menor de los males. Insisto: la causa del narcotráfico no es la drogadicción, sino la prohibición impuesta, de manera por demás abusiva, por el gobierno, de tal manera que para terminar con el narcotráfico hay que legalizar y reglamentar el consumo de drogas. No hay otra camino, pese a que los gobernantes – Bush y Calderón, por ejemplo -, insisten en avanzar (¿retroceder?) por el camino de la lucha armada contra el narcotráfico, lucha que tienen perdida, no por la fuerza armada de los narcos, sino por su poder corruptor, sin olvidar un pequeño detalle: mientras haya demanda habrá, de una u otra manera, oferta. Tal es la fuerza del mercado.

¿Por qué, ante el hecho de que la causa del narcotráfico es la prohibición, los gobernantes insisten en atacar el efecto sin eliminar la causa? Las dos únicas respuestas que se me ocurren son: o por conveniencia o por tontería. En el caso de Calderón no creo que sea por conveniencia, mucho menos personal, entonces, ¿por qué?

¿Cuántas vidas más, y cuántos millones de pesos más, todos extraídos de los bolsillos de los contribuyentes, va a costar el afán del gobierno por actuar como ángel de la guarda, su error de haber definido como delictiva una actividad que, por su propia naturaleza, no lo es? ¿Hasta cuándo se va a mantener este abuso, esta tontería? Por lo pronto, sigue la mata dando, y para muestra un botón: el Plan México, también conocido como Iniciativa Mérida.