Año tras año es la misma historia en torno al Presupuesto de Egresos de la Federación: el estira y afloje con el fin de obtener una mayor tajada del mismo, estira y afloje por el cual los presupuestívoros muestran sus mejores (¿?) argumentos (¿?) a favor de las reasignaciones presupuestales, como si de su partida presupuestaria dependiera un mejor futuro para todos. ¿Será?

Por lo pronto, atendiendo, no al detalle, sino al conjunto, tenemos que para el 2008 el sector público ejercerá el mayor presupuesto de la historia, tal y como nos lo informaron una y otra vez - “¡Prepuesto histórico!” -, lo cual, dicho sea de paso, no tiene nada de novedoso, ya que históricos fueron los presupuestos del 2001, 2002, 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007, lo cual quiere decir que cada año el sector público ha gastado más, y no solamente en términos nominales, sino también en reales, es decir, ya descontada la inflación, tal y como lo muestran los siguientes datos: aumento real del presupuesto del sector público en 2001, 8.9 por ciento; en 2002, 1.7; en 2003, 0.1; en 2004, 3.4; en 2005, 7.0; en 2006, 4.2; en 2007, 11.7 y, en 2008, 9.8 por ciento.

En lo que va del siglo XXI no ha habido un solo año en el cual el presupuesto del sector público no haya sido mayor, en términos reales, que el del año anterior, habiendo pasado de 1 billón 360 mil millones de pesos, en 2001, a 2 billones 560 mil millones en 2008, registrándose así un aumento real del 53 por ciento: el año entrante el sector público gastará poco más de la mitad de lo que gastó en 2001, aumento superior, por ejemplo, al crecimiento de la economía, que del 2001 al 2008 habrá crecido, en términos reales, 35.4 por ciento (suponiendo, según la Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, del Banco de México, correspondiente al mes de octubre, un crecimiento del 3.1 y 3.4 por ciento para 2007 y 2008).

Año tras año el sector público ha gastado más, y el aumento en ese gasto ha sido mayor al crecimiento de la economía, es decir, de la producción de bienes y servicios, el Producto Interno Bruto, PIB, lo cual ha dado como resultado que el sector público gaste, año tras año, una mayor proporción del ingreso generado por los mexicanos: en 2001 el presupuesto del sector público representó el 22.8 por ciento del PIB, y el año entrante equivaldrá al 25.6, lo cual quiere decir que el sector público gastará uno de cada cuatro pesos que se gasten en el país, algo que, para los presupuestívoros, en particular, y los gubernamentólatras, en general, es una buena noticia, ya que ambos parten del supuesto de que es bueno que el gobierno gaste más, ya que de ello depende un mejor futuro para todos, supuesto ante el cual no podemos dejar de preguntar, ¿será?

El presupuesto por habitante también ha aumentado: en 2001 fue de 13 mil 812 pesos por persona y el año entrante será de 24 mil 061, un aumento real del 37 por ciento. Lo anterior quiere decir que si el presupuesto del sector público se repartiera de manera equitativa entre todos los mexicanos, a cada uno le tocaría, en 2008, 24 mil 061 pesos anuales, o 2 mil 005 pesos mensuales, lo cual supondría un aumento en la cantidad de ingreso disponible de cada uno del 56 por ciento: el ingreso promedio mensual por persona en México será, en 2008, de 3 mil 461 pesos (suponiendo un crecimiento de la producción, y por lo tanto del ingreso, del 3.4 por ciento, según la encuesta mencionada), de tal manera que 2 mil 005 pesos adicionales al mes supondrían un incremento de 56 puntos porcentuales. ¡Tal es la magnitud del gasto del sector público!, mismo que ha venido creciendo, debiendo ser la pregunta ¿hasta dónde llegará?

Continuará.