El gobierno argentino busca desaforadamente “culpables” de la inflación. Los busca en todas partes menos donde están: En el propio gobierno y en el banco central que, en la práctica, no es independiente del gobierno.
El presidente
argentino cree haber encontrado a los culpables de la inflación que agobia a su
país: Dice que los cárteles o grupos poderosos que acaparan la producción son
los responsables al fomentar un proceso de formación de precios al alza con lo
que esos productores se llenan los bolsillos.
La explicación suena bonita
para los incautos que no saben economía –como el propio Kirchner–
y abre la puerta para que el gobierno intente métodos de control de la
inflación que aumentan su intervención en la vida económica (algo que encanta a
los burócratas y a los políticos) pero que sólo generarán más inflación y, a la
postre, un agravamiento de la pobreza.
La explicación de
los cárteles formadores de precios no soporta el menor análisis: Hay cientos,
si es que no miles, de empresas compitiendo en Argentina en el sector de
alimentos y bebidas –que es el que más pesa en el índice de precios y el que
muestra un crecimiento anual de precios superior al 14%, es decir al menos dos
puntos por encima de la inflación general- por lo que la hipótesis del cártel
de fijadores de precios se desvanece al primer vistazo. La explicación real de
la inflación argentina es otra: Como siempre, la inflación es un fenómeno monetario.
Al respecto
Gustavo Lazzari, director de políticas públicas de
Y el 5 de diciembre:
“La única causa de la inflación es la emisión
monetaria del Banco Central, que con el motivo de sostener artificialmente el
tipo de cambio en $3 (pesos por dólar) emitió más de $ 35,000 millones (de
pesos) en tres años. Subsidiar a los exportadores está resultando demasiado
caro para los argentinos” (ver
www.atlas.org.ar/ del 5 de diciembre).
En Argentina, a instancias del gobierno, el Banco
Central manipula la cotización del dólar (interviene en el los mercados, sobre
todo comprando dólares para lo cual emite dinero argentino) y ejerce lo que se
llama una flotación sucia cercana más bien a un tipo de cambio artificialmente
fijo. Por su parte, el gobierno no ha reducido su gasto, sino que lo aumentó
con motivo de las recientes elecciones, algo típico en los gobiernos
populistas.
Kirchner no debe seguir buscando culpables de la inflación,
basta con que se observe en un espejo. Se asustaría, cierto, pero conocería al
responsable del desbarajuste que padece su país.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.