¿Usted, lector, nunca ha perdido muchos minutos a la espera de que alguien le responda el teléfono, todo ello al ritmo de aquello de que “Por el momento nuestros agentes se encuentran ocupados, favor de esperar”?
Debo, o no debo, usar este espacio
para ventilar asuntos personales, suponiendo que el asunto que estoy a punto de
ventilar me ataña únicamente a mí, lo cual dudo mucho. ¿Usted, lector, nunca ha
perdido muchos minutos a la espera de que alguien le responda el teléfono, todo
ello al ritmo de aquello de que “Por el momento nuestros agentes se encuentran
ocupados, favor de esperar”? Puede tratarse de un banco, pero también de una
línea aérea, por ejemplo Mexicana, quien por mí puede
irse a volar. Me explico.
Aprovechando las ventajas que brinda
Internet decidí comprar unos boletos “por la red”, y todo iba bien hasta que,
después de haber comprado, sin ningún problema, los míos y los de mis hijos, me
di a la tarea de comprar el de mi mujer, apareciéndome en pantalla lo
siguiente: “Solicitamos a usted sea tan amable de comunicarse a Mexicana de
Aviación, ya que su institución bancaria solicita reconfirmar los datos de la
tarjeta de crédito con terminación XXXX proporcionada para el pago de su(s) boleto(s)
confirmados con la (clave) WXYZ. Agradeceremos se comunique en la Ciudad de
México al 2881 0000 …”, “comunicación” (y lo escribo entre comillas porque hasta
el momento no he logrado comunicarme con alguien) en la cual estoy en estos
momentos, 12.07 PM del jueves 7 de enero del 2008, estándolo desde las 11.07
horas, AM, por lo cual ha transcurrido ya una hora desde que marqué, 60 minutos
a lo largo de los cuales Mexicana me ha bombardeado con la promoción de sus
programas; de sus nuevas rutas; del cambio de puntos por millas, consecuencia
de algún programa de lealtad; de sus descuentos; de sus hoteles, los del grupo
Posadas; de lo que puedo ganar si mando no sé qué foto y entró en no sé qué
concurso que, de ganar, me llevará a un viaje temático; de lo bien que me van a
tratar (¡sí, cómo no!) en sus salones ejecutivos; de las nuevas rutas
internacionales; de una clave GG20POAM y del one day pass, afirmándoseme, una y otra vez,
que Mexicana es la mejor forma de llegar a mi destino, y no sé que tantas cosas
más (que a estas alturas para mí no pasan de ser sandeces), pero lo más
importante, ¡¡¡LA ATENCION AL CLIENTE!!!, brilla por su ausencia. ¿Cuánto más
tendré que esperar? Ya veremos, por lo pronto suspendo la redacción de este
artículo, hasta que alguien me atienda. Ya son las 12:17 PM. ¡Ya son las 12:30!
¡¡Ya son las 12:40!!
Elizabeth Santini
me contestó a las 12:47, exactamente una hora y media después de que marqué.
¡Bien Por Mexicana de Aviación y su servicio al cliente! ¡Por mí, váyanse todos
a volar! y, suponiendo que tengan la humildad para aceptarlo, un consejo: si no
pueden dar bien un servicio no lo den, y evítense la vergüenza de un artículo
como éste y no salgan con la excusa, que me dio la señorita Santini,
de que “hemos tenido mucho trabajo”. No, lo que les falta son trabajadores.
Dicho sea de paso, no es la primera
vez que hablo a Mexicana de Aviación y me hacen esperar al teléfono (pero sí es
la primera vez que me hacen esperar tanto: hora y media), razón por la cual
creo que lo que me pasó ayer no fue la excepción sino la regla, sin olvidar lo
contradictorio que resulta esperar noventa minutos, para ser atendido, al
tiempo que uno escucha, en una especie de eterno retorno, una grabación que
repite lo maravillosa que es Mexicana de Aviación. Por mi, ¡váyanse a volar!
¿Que estoy enojado? Sí, ¿Que tal vez no debería usar este espacio para ventilar
asuntos personales! Puede ser. ¡Pero que bien me siento después de haberlo
hecho! Válgale este reproche público a Mexicana por el tiempo que me hicieron
esperar, y lo repito: si no pueden dar bien un servicio no lo den (Business One).
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.