Comenzamos el año, en materia de economía, mejor de lo que muchos analistas esperaban, dado el menor crecimiento de la economía estadounidense, y la interdependencia, por medio del comercio y la inversión, entre los dos países. Sin embargo, en los últimos datos proporcionados por el INEGI encontramos algunos que muestran un cambio de tendencia, de lo bueno a lo malo.

Comienzo por el consumo de las familias, medido por las ventas realizadas por los establecimientos dedicados al comercio al menudeo, y analizo primero los datos anualizados, comparando los resultados de cada uno de los meses considerados con los del mismo mes del año anterior. Así tenemos que en diciembre del 2007, y enero y febrero del 2008, el consumo de las familias creció, respectivamente, 1.1, 3.9 y 6.1 por ciento, todo lo cual apunta en la dirección correcta, hacia un mayor consumo de las familias, siendo éste, el consumo de las familias, uno de los mejores indicadores de la marcha de la economía (al final de cuentas el desempeño de la economía debe medirse a nivel de la economía familiar)

Desafortunadamente, si analizamos los datos desde la perspectiva mensual, comparando cada uno de los meses considerados con el mes inmediatamente anterior, los resultados son distintos, ya que después de haber decrecido 1.18 por ciento en diciembre, y de haber crecido 1.73 por ciento en enero, en febrero el consumo de las familias decreció 0.38 puntos porcentuales, lo cual apunta en la dirección equivocada.

Llegados a este punto, la pregunta es cuál de las dos mediciones, anual o mensual, es la que mejor muestra “el pulso de la economía”. La respuesta es la mensual, por razones obvias: si yo quiero saber cómo se está comportando la economía hoy hay que comparar los resultados de hoy con los de ayer, no con los de anteayer.

Si del consumo de las familias pasamos al Indicador Global de la Actividad Económica, el resultado es el mismo: buenos resultados en términos anuales, malos en términos mensuales.

En términos anuales tenemos que en diciembre del 2007, y enero y febrero del 2008, la actividad económica creció, respectivamente, 3.8, 3.7 y 5.8 por ciento, todo lo cual apunta en la dirección correcta, hacia un mayor crecimiento de la actividad económica, es decir, hacia una mayor producción de bienes y servicios, con la consiguiente mayor generación de ingresos.

Adversamente, si consideramos los datos en términos mensuales, comparando cada uno de los meses considerados con el mes inmediatamente anterior, los resultados apuntan en la dirección contraria, ya que después de haber decrecido 0.02 por ciento en diciembre, y de haber crecido 0.43 por ciento en enero, en febrero la actividad económica decreció 1.65 puntos porcentuales, lo dio como resultado un cambio de tendencia hacia la dirección equivocada, con un agravante: en 2006 y 2007, la tasa promedio de crecimiento negativo de la economía mexicana (en siete de los veinticuatro meses el crecimiento de la actividad económica fue negativo) fue de 0.17 por ciento, ubicándose el 1.65 por ciento de febrero pasado muy por arriba del promedio.

¿Qué tenemos? Que en términos anuales, los últimos resultados en materia de consumo de las familias y actividad económica apuntan en la dirección correcta, pero, en términos mensuales, se observa un cambio de tendencia de lo bueno a lo malo, lo cual enciende un foco rojo en el camino de nuestra economía.