Rebasemos o no, en la izquierda, en la derecha, en el centro, arriba, abajo, atrás, y en todo momento, la economía es acción humana. Por eso no puedo entender el significado de la frase “humanizar la economía”.
La economía es acción
humana. Así nos enseñó el padre de la escuela austriaca, Ludwig
von Mises. En este mundo con escasez, las personas
responden a los incentivos. Este es el contexto del costo de oportunidad: si
haces una cosa, dejas de hacer otra. Por lo tanto, economizar se vuelve
prioritario para lograr un mayor nivel de vida.
Por ello, aunque suena
bellísimo, no entiendo el significado de la frase “humanizar la economía.”
Parece ser una etiqueta, rimbombante, con propósito político específico,
similar a esa otra desafortunada frase, que lamentablemente se ha tomado en
forma literal, “rebasar al PRD por la
izquierda.”
Pero es petición de
principio flagrante decir, sin previo argumento, digamos, que el gigantesco
subsidio a la gasolina es un ejemplo de “economía humana.” Mucho mayor ayuda
“humana” sería distribuir los miles de millones de pesos etiquetados al
subsidio a las mater familia de las cinco millones de
familias más pobres del país, en forma directa. Esto sí es rebasar por la
izquierda, en forma inteligente, con la lógica de acción humana: el costo de
oportunidad de esos recursos en manos de los que menos tienen es inferior, yo
diría infinitamente inferior, al costo de oportunidad del manejo voluntarioso,
en manos de burócratas nalgones, de destinar esos recursos al subsidio de la
gasolina.
Empero, como la
economía es acción humana, y la gente responde a incentivos, las consecuencias
no tardan en manifestarse—todos aquellos al norte de la frontera que cruzan
hacia nuestro territorio al desquitar el “almuerzo gratis” y adquirir su
gasolina a menor precio. Esto no
es “humano,” es criminal.
Las medidas de control
de precios son otro buen ejemplo. ¿Cómo es que, sólo aquí en este país como el
cual no hay dos, en esta administración, resulta que sí, contrario a la
evidencia de más de cuatro milenios, resultan “humanos” los controles de
precios? Ni así se controla la inflación, ni así se evita la escasez—sino todo
lo contrario.
Sino todo lo contrario,
por más rectores que queramos ser, por más sabelotodos en materia económica que
ostentemos ser. Bien caracterizó la nueva política de precios el columnista
Samuel García: “julio regalado”. Pero realmente va más allá del mes, porque la
gente responde a incentivos. Y la gente no va a querer que se quiten los
controles, o sea, los subsidios al consumo. Nadie, nunca, rechaza un “almuerzo
gratis,” ni Julio ni en julio, y menos cuando el costo lo paga el compadre
desconocido, o el erario desinteresado.
Hace poco, Mary O’Grady, editorialista del Wall Street Journal, entrevistó al
rey populachero por excelencia, Alan García, quién ahora ha abanderado la causa
humana, muy humana, de la apertura del comercio al mundo exterior, de la
tecnología, del poder de los mercados de diseminar información. En tono de
ironía, un tanto provocadora, le dijo al actual mandatario peruano: “¿no
debería de contemplar controles de precios, tan sólo por ahora, para evitar la
escalada de precios?” La respuesta fue contundente, de este personaje del
populismo de ayer, pero ahora versado en los principios básicos de la acción
humana: “los controles de precios son mi principal enemigo. Más bien, debemos
aumentar la capacidad productiva del país.”
O sea, más competencia, mayores
facilidades al trabajo. No controles, subsidios, rectorías, regulaciones,
administración económica desde Los Pinos. Vaya, rebasemos o no, en la
izquierda, en la derecha, en el centro, arriba, abajo, atrás, y en todo
momento, la economía es acción humana. Y ello significa que para trabajar,
debemos dejar trabajar.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.