A la memoria y en honor de Pedro Joaquín Graue Martínez.
La noche del viernes Bernardo Graue me comunicó personalmente la noticia del desenlace.
Su hijo Pedro, de once años, acababa de fallecer tras una lucha heroica de 30
días contra una enfermedad inexorable y devastadora que se llama leucemia mieloblástica, pero que igual se podría llamar misterio
insondable o “Dios, algún día nos tendrás que explicar de qué se trata”.
Varias veces escuché decir a
Bernardo, a lo largo de este terrible episodio, que su hijo estaba dando una
batalla ejemplar y que era el más importante de todos sus héroes conocidos.
Desde el principio, como hombre de
poquísima fe y duro de corazón que soy, me sentí abrumado por la fe en Dios que
en medio de esta prueba manifestó Bernardo siempre, sin aspavientos y con pocas
palabras, sólo las justas. Me llegaba ese testimonio de fe atravesando con
milagrosa eficacia las mil y un capas de resistencia que mi frívolo escepticismo
oponía. Para que luego las compañías de telecomunicaciones anden presumiendo de
su tecnología…
Todavía hay héroes en este mundo,
pero no los encontraremos fotografiados en las páginas de los periódicos, ni
escucharemos sus testimonios en los noticiarios de la televisión. A esos héroes
les toma 30 días o menos, en ocasiones les basta un instante, lograr lo que
ninguno de nosotros jamás podremos lograr; empezando por los que a veces
calificamos de más importantes: estadistas, presidentes, líderes, escritores elocuentes,
filósofos de gran calado. Tiene razón Bernardo, su hijo fue uno de esos héroes.
Por lo pronto, su lucha nos permite
ver, por contraste, lo mezquino y pedestre de muchos de nuestros afanes, así
como la banalidad atroz de nuestras maldades cotidianas o esporádicas.
A Bernardo, a su esposa, a toda la
familia de Pedro y a todos los que tuvieron el privilegio de ser parte de su
vida, hoy les abruma, aun a pesar de la fe, un gran
dolor. Somos muchos, créanme, los que deseamos acompañarles en estos momentos,
en silencio, sin saber decir otra cosa que “aquí estamos, para lo que seamos
buenos”.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.