Si usted está ahorrando para su jubilación o para pagar los estudios de sus hijos, ¿es más probable que invierta su dinero en acciones de una empresa que crece y paga buenos dividendos o en otra que se enorgullece de su “responsabilidad social”?
Washington (AIPE)- Si usted está ahorrando para su jubilación o para
pagar los estudios de sus hijos, ¿es más probable que invierta su dinero en
acciones de una empresa que crece y paga buenos dividendos o en otra que se
enorgullece de su “responsabilidad social”? Quizás usted quiera invertir su
dinero en ambas, pero la realidad es que aquellas compañías que cambian el
enfoque de beneficiar a sus dueños por el de “responsabilidad social” producen
un rendimiento inferior a sus accionistas.
Es una ironía que una organización llamada Business
Ethics (ética comercial) que evalúa a las empresas
con un índice de responsabilidad social que incluye “diversidad”, “preocupación
por el medio ambiente”, etc. entregó el premio 2004 de Mejor Ciudadano
Corporativo a Fannie Mae. Unos
cuantos altos ejecutivos de Fannie Mae, incluyendo su presidente (quien fue previamente
director de
La ironía es mayor cuando tomamos en cuenta que Fannie
Mae es una empresa fundada por el gobierno, que
varios de sus directores son nombrados a través de un proceso político y que
sus infracciones provocaron un rendimiento negativo para sus accionistas, a
pesar de la ventaja que le da frente a sus competidores el hecho que el
gobierno federal garantiza implícitamente sus finanzas.
Sí, esa parcialmente corrupta e incompetente empresa es el prototipo
utilizado por la izquierda sindical y ambientalista en su guerra contra el
empresariado. Si revisamos la lista de las compañías “socialmente responsables”,
según el criterio izquierdista, encontramos muchas más empresas con baja rentabilidad
que en aquellas otras cuyo enfoque son los negocios en sí. Las empresas deben
respetar las leyes y deben operar ética y responsablemente, pero no tienen la
obligación de funcionar como un organismo promotor del bienestar general.
Quienes critican al sector privado no comprenden que la sociedad crea
instituciones diferentes para ejercer funciones diferentes y a todos nos
conviene que tales funciones no se mezclen. El gobierno fue establecido para
crear las reglas, proteger a la propiedad y a las personas, asegurando un orden
de libertad y justicia para todos. Las iglesias sirven al espíritu y, a menudo,
las necesidades materiales de sus miembros. Las instituciones caritativas
aportan al bienestar y a la educación, razón por la cual reciben privilegios
impositivos especiales por no tener fines de lucro.
Las empresas se fundan para crear beneficios a sus dueños. Esos
beneficios provienen de proveer bienes y servicios que la gente desea adquirir.
En su búsqueda de ganancias, las empresas crean verdaderos puestos de trabajo y
avances en tecnología, con lo cual logran un mundo mejor para todos. Los
gobiernos, por sus propios fracasos, a menudo tratan que las empresas se
conviertan en entidades para que se cumplan las leyes. Por eso, los bancos
están supuestos a agarrar a los lavadores de dinero y a los narcotraficantes y todas
las demás empresas están supuestas a hacer cumplir las leyes de inmigración. Estas
son actividades para las cuales las empresas no están bien equipadas y que en
realidad son responsabilidades del gobierno.
Muchas empresas han caído ante el chantaje de organizaciones ambientales
y sindicales que con la complicidad de algunos medios de comunicación amenazan
con boicotear sus productos y servicios, y hasta destruir sus instalaciones.
Por eso, muchas empresas donan dinero a los entes que las amenazan, lo cual
reduce las ganancias de sus accionistas y destruye puestos de trabajo.
Felizmente existe una fundación en Washington, Capital Research Center, con la valentía
de informar sobre esos chantajes y sobre las empresas y sus
ejecutivos que se han dejado dominar por chantajistas.
Defender el capitalismo y el buen ambiente para las inversiones es tan
importante como defender a la empresa contra competidores agresivos.
Los impuestos, las regulaciones y las actividades de grupos radicales a
menudo afectan más las ganancias de las empresas que la comercialización y el
desarrollo de nuevos productos. Las empresas que no invierten en defenderse de
los asaltos de los enemigos del capitalismo a menudo terminan pagando un precio
muy alto.
__* Director
general del Center for Economic Growth y académico asociado de Cato Institute.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.