A ver, se supone que vamos a poner un montón de dinero público (15 mil millones de pesos) para iniciar la construcción de una nueva refinería cuyo fin es disminuir las importaciones de gasolina. Lo que no se dice es que esa refinería, cuando se concluya, refinará petróleo importado.
Cuento
uno: No es malo que aumente el gasto del gobierno, siempre y cuando ese gasto
se destine a inversión, por ejemplo para iniciar la construcción de una nueva
refinería.
La
realidad: A diferencia de la explotación petrolera, que arroja altos márgenes
de rentabilidad, el negocio de la refinación tiene márgenes muy estrechos y se
requiere de una gran especialización para tener éxito. Hasta ahora las
refinerías de PEMEX no han mostrado tener competitividad internacional.
Cuento
dos: Es importante construir refinerías con dinero público porque así podremos
disminuir las importaciones de gasolina; dado que es “malo” que hoy cuatro de
cada diez litros de gasolina los importemos.
La
realidad: No necesariamente es “malo” que importemos gasolinas si esos
combustibles provienen de refinerías más productivas que las nuestras y a
mejores precios. Lo malo, pésimo, es que subsidiemos el consumo de los combustibles,
no que los importemos.
Cuando
se concluya dicha refinería, dentro de ocho años en el mejor de los escenarios,
México será probablemente importador neto ya no sólo de combustibles sino de
petróleo crudo.
Cuento
tres: El inminente déficit fiscal no debe preocuparnos, porque dicho déficit
tendrá su origen en inversiones públicas productivas, no en mayor gasto
corriente. Es decir, cada dólar de déficit público se transformará en el largo
plazo en utilidades, por lo que ni siquiera debiera contabilizarse como
déficit.
La
realidad: ¿Alguien cree que la inversión pública es de veras más rentable que
la inversión privada?, ¿cada peso invertido por PEMEX en petroquímica (y
específicamente en refinación) ha generado alguna utilidad?, ¿cuándo?, ¿por qué
ahora sí será un buen negocio para el país lo que en el pasado ha sido
desastroso?
Este
cuento no es nuevo. Se usó ampliamente en décadas pasadas para argumentar que
el déficit generado por la banca de desarrollo (déficit de intermediación
financiera) NO era en realidad déficit, porque dicho gasto, excedente de los
ingresos, generaría recursos más que suficientes para cubrir la diferencia.
¿Alguien me puede decir dónde están esas utilidades públicas? La respuesta es
NO, porque nunca se generaron.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.