Una pregunta recurrente en épocas de crisis es si conviene, o no, pedir dinero prestado. No existe una respuesta única, por la simple y sencilla razón de que no hay dos posibles deudores que enfrenten la misma situación. Pero el que no haya una respuesta única no quiere decir que no contemos una guía básica que nos proporcione algunos elementos indispensables para tomar la mejor decisión - sí, o no, pido dinero prestado -, guía que comienza con cuatro preguntas.

Primera. ¿Necesito el dinero para satisfacer una necesidad básica o para cumplir un gusto, deseo o capricho? Si la respuesta es que lo necesito para satisfacer una necesidad básica, como puede ser el cambio del refrigerador, que ya no enfría, razón por la cual la comida se me echa a perder, entonces paso a la siguiente pregunta. Pero si quiero (algo muy distinto a necesito) el dinero para irme con mis cuates un fin de semana a Las Vegas, entonces no debo pasar a la siguiente pregunta y, por ello, dar el asunto por concluido.

Segunda. El dinero, ¿me lo van a prestar a tasa fija o tasa variable? Si es a tasa fija, entonces sigo adelante y paso a la siguiente pregunta. Si es a tasa variable, entonces no debo seguir adelante, debiendo desistir de mi intención de pedir prestado.

Tercera: Con el ingreso que genero actualmente, ¿puedo pagar el préstamo sin meterme en más y/o mayores problemas de los que pretendía resolver: cambiar el refrigerador para evitar que la comida se me eche a perder? Si la respuesta es afirmativa, entonces puedo seguir adelante, si no, no.

Cuarta. ¿Tengo la expectativa de seguir generando el mismo ingreso, por lo menos en el tiempo de vigencia del crédito? Si la respuesta es afirmativa, entonces puedo pedir prestado el dinero y comprar un refrigerados nuevo. Si la respuesta es negativa, entonces no debo pedir dinero prestado, razón por la cual no podré cambiar el viejo refrigerador por uno nuevo, debiendo conformarme con la adquisición de una buena hielera que me garantice la preservación de mi comida.

Solamente si la respuesta a las cuatro preguntas es afirmativa resulta conveniente pedir dinero prestado, sobre todo en estos tiempos de problemas económicos, problemas de entre los cuales destaca el de la incertidumbre. ¿Qué pasará con mi trabajo? ¿Qué pasará con mi ingreso? Si pierdo mi trabajo y dejo de generar ingreso, ¿cuánto tiempo durará esa situación? ¿Tengo ahorros de los cuales echar mano? Si los tengo, ¿para cuento tiempo alcanzan? ¿Qué gustos, deseos o caprichos debo de eliminar para centrar la atención en la satisfacción de necesidades básicas? De las necesidades básicas, ¿cuáles son más básicas que otras? Si tengo créditos contratados a tasa variable, ¿cuánto aumentará el pago de intereses? ¿Cuánto de mi presupuesto puedo destinar al servicio de mis deudas? Etc., etc., etc..

Dato a tomar en cuenta: en agosto pasado la tasa de interés promedio que los bancos cobraron por el otorgamiento de crédito a través de tarjetas fue 34.24 por ciento. Un mes después, en septiembre (los datos de octubre todavía no está disponibles) el promedio fue de 41.78 por ciento, lo cual significó un aumento de 7.54 puntos porcentuales, equivalentes al 22.0 por ciento, lo cual quiere decir que, la próxima vez que usted pretenda usar su tarjeta de crédito, tal vez convenga que se haga las cuatro preguntas de la guía básica, ¡y las responda de manera realista!