Más de un despistado ha comparado el problema económico actual con la Gran Depresión, de los años treinta, del siglo pasado, lo cual solamente se puede hacer a partir de la ignorancia. El problema económico actual no es (ni será) semejante, ni en gravedad, ni en duración, no digamos al que se padeció durante la Gran Depresión, ni siquiera al que enfrentamos en 1995, producto del tristemente célebre Error de diciembre, problema económico al que coloquialmente se le conoce como el Efecto tequila, y para probarlo me remito a los números.

Uno. En 1994 la producción de bienes y servicios creció 4.4 por ciento; un año después, Error de diciembre de por medio, y Efecto tequila mediante, el crecimiento de la producción fue de menos 6.2 por ciento. ¿Qué se espera para 2008 y 2009? Según la Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, del Banco de México, correspondiente a noviembre, terminaremos 2008 con un crecimiento de la producción del 1.80 por ciento, y para el 2009 el mismo será de 0.38 por ciento, lo cual dará como resultado un menor crecimiento en la producción de mercancías, pero nada parecido a lo que sucedió en 1995: un decrecimiento de 6.2 por ciento.

Dos. En 1994 la inflación fue del 4.4 por ciento (curiosamente la misma cifra del crecimiento), y en 1995 repuntó hasta 51.9 por ciento, siendo éste, hasta el momento, el mayor repunte inflacionario en la historia de la economía mexicana. Para 2008 se espera una inflación de 6.27 por ciento, siendo la proyección para el 2009 del 4.40 por ciento (curiosamente la misma que se tuvo en 1994), por lo que no solamente no se espera un repunte en la inflación, sino todo lo contrario, una baja, lo cual apunta en la dirección correcta.

Tres. Entre 1994 y 1995 se pasó de un tipo de cambio (promedio anual) de 3.42 pesos por dólar, a otro de 6.20 pesos, lo cual dio como resultado una devaluación del 81 por ciento. ¿Qué se espera para el año entrante? Que el tipo de cambio pase de 12.84 pesos, al final del 2008, a otro de 12.67, al término del 2009, lo cual supone, no una devaluación, sino una revaluación del peso frente al dólar, lo cual apunta en la dirección correcta.

Cuatro. Al final del 94 la tasa de Cetes a 28 días fue de 18.5 por ciento. Un año después, a finales del 95, llegó al 48.6 por ciento. La proyección para finales de 2008 es que la mentada tasa se ubique en 7.95 por ciento, para terminar el 2009 en 7.38 puntos porcentuales, lo cual no supone un alza en los intereses sino todo lo contrario, una baja, lo cual apunta en la dirección correcta.

Cinco. En 1995, consecuencia del Efecto tequila, efecto del Error de diciembre, se perdieron, en el sector formal de la economía, 611 mil 200 empleos. Para el 2008 y el 2009, según la Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, se espera, respectivamente, una creación de empleos, en el sector formal, de 242 mil y 161 mil, pocos para lo que se necesita, pero que dista mucho de ser algo semejante a lo que sucedió en 1995: en aquel entonces se perdieron empleos; en el presente la expectativa es que se sigan creando.

Vistas así las cosas, es decir, a partir de los hechos (1994 y 1995) y las proyecciones (2008 y 2009), ¿podemos afirmar que el problema económico actual es semejante, si no es que más grave, que la Gran Depresión, cuando ni siguiera se igualará al Efecto tequila?