Cuando la contracción y/o recesión se vuelven inevitables, también resultan indispensables.
La contracción y/o recesión se
inicia cuando, habiendo aumentado la oferta de bienes y servicios, no hay
suficiente demanda, primero porque los consumidores no están dispuestos a
comprar más (nunca hubo un cambio en sus preferencias temporales en contra del
consumo presente a favor del futuro) y, segundo, porque no hay dinero
suficiente para adquirirlas a los precios vigentes (debido a la contracción
crediticia, que ocasionó una reducción en la cantidad de dinero que se
intercambia en la economía: menos crédito y más caro igual a menos dinero para
gastar). Es entonces cuando la contracción y/o recesión se vuelven inevitables
y, la vista puesta en la economía en su conjunto, y en los efectos generales de
todo ello, resulta indispensable. ¿Para qué? Para corregir los errores del
pasado y conseguir una mejor asignación de los factores de la producción.
Supongamos un empresario que, aprovechando
la baja en la tasa de interés (producto de la expansión crediticia a partir de
la emisión primaria de dinero, no del aumento en el ahorro), pidió prestado,
invirtió para producir más y mejor, aumentó la oferta de su producto en el
mercado, esto último en el momento en el cual, por las presiones inflacionarias
que generó la expansión crediticia, está ya en marcha la contracción del
crédito y, por lo tanto, la reducción en la cantidad de dinero que se
intercambia en la economía, por lo que, al precio al que la ofrece, su
mercancía no cuenta con suficientes compradores. ¿Qué debe hacer? Bajar el
precio. ¿Cuál será la consecuencia? Una de dos: o menores ganancias o pérdidas.
En el primer caso, ofrecida a menor precio, la mercancía seguirá produciéndose.
En el segundo dejará de producirse, por lo que todos los factores de la
producción empleados en su elaboración quedarán desempleados, es decir,
disponibles para ser utilizados en la producción de algún bien o servicio por el
cual los consumidores sí estén dispuestos a pagar el precio al cual el oferente
obtiene, por lo menos, la ganancia normal, que es la utilidad mínima por debajo
de la cual esa persona no está dispuesta a fungir como empresario.
La contracción y/o recesión es el
tiempo a lo largo del cual desaparecen del mercado los bienes y servicios por
los que los consumidores no están dispuestos a pagar el precio que le permite
al empresario obtener, por lo menos, la utilidad normal. Es el tiempo a lo
largo del cual se liberan factores de la producción, sobre todo trabajo, para
ser reasignados a la producción de bienes y servicios por los que los
consumidores sí estén dispuestos a pagar un precio que le permita al empresario
obtener, por lo menos, la ganancia normal. Es el tiempo a lo largo del cual se corrigen
los errores que, en materia de inversión, promovió la expansión crediticia. Es
el tiempo a lo largo del cual pagan justos (por ejemplo: los empresarios que se
fueron con la finta) por pecadores (por ejemplo: la autoridad monetaria que
fintó, por medio de la expansión crediticia, no solamente empresarios, sino
también consumidores). Por último, la contracción y/o recesión es el tiempo a
lo largo del cual el gobierno no debe meter la mano, mucho menos para rescatar
empresas y/o deudores y/o consumidores en aprietos. La contracción y/o recesión
es el tiempo a lo largo del cual el gobierno debe dejar actuar a la contracción
y/o recesión, sin recurrir a manipulaciones monetarias y/o fiscales,
reconociendo que, entre más rápido sea el ajuste, menos grave resultará,
manipulaciones a las que, desafortunadamente, los gobiernos no están dispuestos
a renunciar.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.