¿Qué podemos esperar, de manera directa, del Acuerdo Nacional en favor de la Economía Familiar y el Empleo, ANEFE? Para responder hay que tener en cuenta que el mismo tiene como fines apoyar el empleo; apoyar a la economía familiar, a la cual se le apoya, obviamente, apoyando el empleo; estimular a las pequeñas y medianas empresas, estímulo que lo es también a favor de la economía y del empleo de las familias y los trabajadores que dependen de, y laboran en, las mismas; mantener la inversión en infraestructura, misma que estimula a las empresas que proveen los insumos necesarios para su construcción, y que apoya el empleo de quienes la construyen y, por lo tanto, a la economía de sus familias; hacer más transparente el gasto gubernamental, en beneficio, en primer lugar, de quienes se benefician del mismo y, en segundo término, de los contribuyentes que aportan dichos recursos. ¿Qué podemos esperar, directamente, de todo ello?

Tomando en cuenta los 25 puntos que integran el ANEFE, desde la ampliación del Programa de Empleo Temporal, pasando por el congelamiento del precio de las gasolinas, la reducción de tarifas eléctricas para la industria, la aceleración de la puesta en marcha del Programa Nacional de Infraestructura, hasta la aplicación de la nueva Ley de Contabilidad Gubernamental, lo que se puede esperar, de manera directa, del ANEFE es, para las familias, una menor pérdida de poder adquisitivo, un menor repunte en la tasa de desempleo, y más financiamiento para la renovación de aparatos electrodomésticos.  Para las empresas, reducción de algunos de sus costos de producción, mayor disponibilidad de crédito y asesoría, promoción del consumo de lo hecho en México. Para quienes participen de tales obras (contratistas, proveedores y trabajadores), mayor rapidez en la construcción de infraestructura y, por último, para los beneficiarios del gasto gubernamental, más honestidad y eficacia en su ejercicio, todo lo cual supone que el ANEFE se ponga en práctica, al cien por ciento, ya.

Esto es lo que, directamente, se puede esperar del ANEFE, desde  una menor pérdida de poder adquisitivo para las familias, hasta un gasto gubernamental más honesto y eficaz a favor de los presupuestívoros, resultados que serán modestos, ante todo para las familias y las empresas, sobre todo en términos de empleo y poder adquisitivo. No hay que olvidar que el ANEFE es, en los últimos nueve meses, el tercer programa gubernamental cuyo fin es enfrentar la crisis: en marzo se presentó el Programa de Apoyo a la Economía y en octubre el Programa para Impulsar el Crecimiento y el Empleo, habiendo sido los resultados económicos del 2008, pese a dichos programas, negativos: menor crecimiento (de 3.3, en 2007, a 1.7 por ciento); repunte en la inflación (de 3.8 por ciento, en 2007, a 6.4), y mayor desempleo (de 3.7, en 2007, a 4.5 por ciento). ¿Hay algo que nos haga pensar que en el 2009, con el ANEFE, las cosas serán distintas?

Lo anterior no quiere decir que, en una de esas, las condiciones económicas comiencen a mejorar en algún momento del 2009, pero afirmar que lo harán por obra y gracia del ANEFE es no tener idea del alcance de las medidas que tienen un efecto inmediato, como el congelamiento del precio de la gasolina, ni del alcance de las que dan resultados mediatos, como la construcción de infraestructura.

¿Qué podemos esperar, de manera directa, del ANEFE? Poco, y en este espacio lo iré monitoreando.