Poner topes a las tasas de interés activas es un camino seguro para dejarnos sin acceso al crédito a todos.
En la vida
pública los actos deben juzgarse por sus resultados, no por las buenas o malas
intenciones de quienes los ejecutan. Tal vez los legisladores (diputados y
senadores) que desean poner topes a las tasas de interés activas estén llenitos
–o llenitas, para no discriminar a nadie- de buenas intenciones hacia los
deudores, pero los efectos de su ocurrencia, de llevarse a cabo, serán
terribles para quienes requieren crédito, en particular, y para todos los
mexicanos, en general.
Cuando, por
ejemplo, un legislador señala que un banco que opera en México, pero cuya
matriz está en Canadá, debe cobrar la misma tasa de interés a los deudores en
México que la que cobra a los deudores en Canadá, está manifestando una gran
ignorancia.
Primero,
porque las monedas en cada caso –dólares canadienses y pesos mexicanos– son distintas; segundo, porque la morosidad,
mayor o menor, que registran las carteras crediticias es diferente en cada país
y, tercero, porque las leyes y la vigencia del Estado de Derecho en cada uno de
esos dos países son diversas, lo que implica que la probabilidad de
recuperación del crédito es diferente según se trate de Canadá o de México (por
cierto, debe ser tarea de los legisladores mejorar el marco jurídico y su
aplicación en México para, de esa forma, incidir con eficacia en un menor costo
del crédito).
Las tasas de
interés (en este caso, las tasas activas) reflejan esas diferencias. Si se
pretende decretar una tasa máxima o tope lo que se provocará será que cada vez
habrá menos crédito, hasta su extinción.
Por otra
parte, los legisladores partidarios de ponerle un tope a las tasas de interés
del crédito al consumo desdeñan el hecho, fundamental, de que el crédito personal
al consumo NO tiene más garantía que la firma del acreditado. Es un principio
elemental de la actividad bancaria en todo el mundo, y a lo largo de la
historia, que las tasas activas están determinadas, entre otros factores, por la
calidad de las garantías que respaldan los créditos.
Estos
legisladores, tan prontos para hacer declaraciones populacheras y para fabricar
propuestas voluntariosas, nos van a perjudicar a todos aun cuando nos juren
otra vez amor incondicional (a la vista de las próximas elecciones) y aun
cuando proclamen que están llenitos o llenitas de las mejores intenciones.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.