Obama es un hombre por demás interesante, sumamente inteligente, portador de ideas realmente peligrosas, decidido, terco como pocos y, en especial, propietario de una soberbia que a veces lo ciega. Un iluminado que muy agresivamente ha iniciado un proceso de socialización de los EU. ¿Cómo lo hace? Con los mismos remedios anteriores: Gasto, gasto y más gasto, intervención y mas intervención, sindicatos y más poderosos, emisiones masivas de dinero de parte del FED.
“Democracia son dos lobos
y un cordero discutiendo qué habrá de cenar.”
Thomas Jefferson
Hace un par de meses, contagiado por las expectativas
irracionales que abrazan al mundo entero, decidí hacer un alto en el camino,
desensillar mi caballo y tirarme bajo un palo fierro
para, con la tranquilidad que portan los mirones, analizar la locura que en estos
momentos intoxica a la humanidad. Pensé que tal vez debiera retirarme de esta
apasionante actividad como es la exposición de ideas. ¿Para qué? Me preguntaba.
El mundo recula hacia un horizonte contrario al que tanto he visualizado. Un
mundo que no obedece la rienda de los buenos jinetes, testerea los cercos,
muerde el freno, se amacha y se deja caí… como los
caballos que amansaba mi compadre Guaquila.
Ahí permanecí mirando cómo el espectáculo se tornaba tan
tétrico que no pude más, abandoné mi siesta ancheteña,
le eché la silla al caballo, le atrinqué un freno atravesado con doble rienda,
me monté y rayándole las espuelas en las paletas le doblaba el pescuezo con una
jáquima de cola de macho corriente, para darle todo el bajío por el camino real
ya tan transitado.
Lo acontecido en el mundo de la política, economía y de las
sociedades estos últimos meses, es algo que ni el mismo Dante hubiera sido
capaz de moldear. Durante mi larga siesta bajo el apacible palo fierro, me invadían horrorosas pesadillas las que, si las
comparo con las que me martirizaban durante mis mas espantosas crudas, éstas se
podrían asimilar a los cuentos infantiles que me narraba
En mi sueño veía cómo el petróleo escalaba los $150 dólares,
el Dow Jones perdía casi el
50% de su valor. GM, Ford y Chrysler,
completamente quebradas se dedicaban a mendigar, la banca mundial totalmente
insolvente, el virus de las desahuciadas hipotecas se extendía por todo el
planeta, la economía de Japón se contraía en casi un 4%. Miraba a un Al Gore—personificando al padre de un infante
Superman—acomodando al chamaco en una nave que lo llevara a nuevos mundos pues
el nuestro se desmoronaba. Ante tan sombrío panorama emergía una sociedad presa
de las olas de pesimismo que tan bien describía Keynes.
Los EU, todavía eje de la economía mundial, envueltos en tan
dantesco panorama ¿Qué hacen? Se entregan a un Mesías representando la versión
moderna de FDR con algunos tintes Hooverianos,
perfiles Peronistas y Somocistas dibujados por Raul Prebisch. El primero
responsable de
Un hombre que con euforia celebrara las barrabasadas de los
últimos meses de G W Bush, las de su inepto
Secretario del Tesoro, Paulson, y las del radioactivo
Presidente del FED cuando trataran de controlar el incendio rociándolo de
gasolina. Gasolina de un octanaje etiquetado en 700,000 millones de dólares, sólo
para comprobar que las llamas arreciaban devorando su papel moneda. Un hombre
mesiánico que, al comprobar el octanaje de Bush no
controlaba el incendio, se da ahora a rociarlo con diesel etiquetado con
octanaje de 800,000 millones de dólares esperando las llamas dócilmente
obedezcan su iluminado comando.
Un hombre que intenta sepultar el libre comercio y
sustituirlo con, “compre americano,” concepto extraído de la tumba de aquel
fatal par de congresistas, Smoot y Hawly, quienes, en 1930, dieran el último empujón con su
pieza legislativa para conducir
Pero antes de eso, los EU e Inglaterra se dedican a inundar
el mundo de dinero sin respaldo—la clásica cura de cruda Keynesiana—Todo ello a
través del recién creado Fondo de
Al explotar la gran depresión impulsada por el excesivo
gasto del gobierno, el proteccionismo comercial, crecimiento ilimitado del
poder de los sindicatos y de las dementes emisiones de dinero, se decidió
combatirla con lo mismo: Mas gasto de gobierno, más emisiones de dinero, más
sindicalismo y, lo más importante, el crecimiento desmedido del ya monstruoso
gobierno. Todo ello liderado por otro mesías:
Franklin Delano Roosevelt.
Un mesías que tenía el poder de provocar el llanto de
la gente sólo pronunciando, “tengo un New Deal.”
Los efectos de las políticas económicas hay que medirlos en
el largo plazo, afirmaba uno de los grandes economistas del siglo pasado: Henry
Hazlitt. El sabio arquitecto de China, Den Xia Ping, al recibir la pregunta ¿Cuál piensa usted ha sido
el efecto de
Obama es un hombre por demás interesante,
sumamente inteligente, portador de ideas realmente peligrosas, decidido, terco
como pocos y, en especial, propietario de una soberbia que a veces lo ciega. Un
iluminado que muy agresivamente ha iniciado un proceso de socialización de los
EU. ¿Cómo lo hace? Con los mismos remedios anteriores: Gasto, gasto y más
gasto, intervención y mas intervención, sindicatos y más poderosos, emisiones
masivas de dinero de parte del FED.
Ante la algarabía de los que Jefferson
bautizara como la plebecracia, son muy pocas las
voces que se alzan como lo hiciera Hayek frente a Keynes dibujando claramente el futuro de sus políticas ante
lo cual, Keynes reculando respondiera: “En el largo
plazo todos estaremos muertos.” Pero el largo plazo en los últimos 60 años se
ha encogido. La tecnología ha surtido al mundo con herramientas muy poderosas.
Los resultados de Obanomics los estaremos sufriendo
mucho antes de lo que se piensa. Los americanos querían fortalecer su
democracia, pues ahí la tienen y pasen a celebrar con Hugo Chávez.
EntrarDurante siglos se ha debatido quién debe detentar el poder y no los límites de ese poder.