Para que el sistema de especialización e intercambio (SE&I) genere la máxima cantidad de riqueza para todos los participantes es preciso que las relaciones entre ellos sean estrictamente voluntarias. Cuando no lo son, se genera pobreza. Veamos cómo ocurre. Cuando un ladrón le arrebata a alguien $1.000 a punta de pistola, ocurren dos cosas: una transferencia pura de bienes de la víctima al delincuente, y pérdidas para la sociedad como un todo, mediante dos efectos. Primero, los bienes que el ladrón debió dar a cambio de los $1.000 no ingresan en el SE&I. Segundo, este saldo negativo se multiplica al manifestarse a través de todo el sistema. ¿Cómo? A la víctima del asalto le quedan $1.000 menos para dar a cambio de otros bienes, lo cual equivale a una reducción de la productividad de sus recursos. Esta merma la obliga a ofrecer menos de su producto por cada unidad de los bienes que adquiere, lo cual afecta negativamente a los proveedores de esos bienes. Estos, a su vez, se ven obligados a ofrecer menos de su producto a cambio de cada unidad de los bienes que ellos adquieren; y así sucesivamente. El resultado final es una pérdida de riqueza equivalente a varios miles de dólares. Este efecto multiplicador es lo que hace que el respeto absoluto del derecho de propiedad sea tan crucial para la creación de riqueza.

El trabajador. La persona que ofrece sus servicios por un salario es, en realidad, un productor. Por ejemplo, en la producción de banano, hay dos tipos de productores: la compañía (Tipo 1) y el trabajador (Tipo 2). Este segundo es un productor porque parte del banano vendido representa su labor, su aporte. Ahora, este productor produce con el único fin de intercambiar su producto por el de otros productores.

En la columna anterior señalamos que hay tres tipos de empleos: productivo, improductivo y destructivo. El empleo improductivo es aquel donde el trabajador no agrega valor alguno al producto; es decir, su producción es cero; no produce nada. Así, la remuneración que recibe este trabajador equivale a un asalto a mano armada y tiene el mismo efecto multiplicador negativo a través de todo el sistema de especialización e intercambio. ¿Por qué? Porque, con el dinero de su salario, él adquiere bienes y servicios; lo cual implica que recibe bienes y servicios a cambio de nada. No hay intercambio. Es como si él asaltara a los dueños de esos bienes. Al igual que el ladrón a mano armada, este tipo de trabajador genera pobreza para muchas personas, la mayoría de las cuales son otros trabajadores.

¿Y el empleo destructivo? Este es mucho más nocivo; la pobreza que genera para la mayoría de los participantes es mayor, porque equivale a tomar los bienes a punta de pistola y, a la vez, destruir otos. El faltante en el sistema es mucho mayor que en el caso del empleo improductivo. Y esto es muy desafortunado, pues en nuestro subsistema de E&I abunda este tipo de empleo, tanto en el ámbito público como el privado.