¿En qué condiciones se justifica que el Estado y sus leyes priven de su propiedad a alguien? En el caso, y solamente en él, en el cual dicha privación sea el castigo impuesto por la ejecución de un delito, entendiendo por tal una acción delictiva por su propia naturaleza, siendo tales las que atentan, en contra de la voluntad de la víctima, contra la vida, integridad física, libertad y propiedad de las personas. Solamente en tal caso se justifica que el Estado y sus leyes priven de su propiedad a alguien. Únicamente en tales condiciones se justifica la extinción de dominio. En cualquier otro caso se trata de un robo con todas las de la ley, de una expoliación legal, cometida por el gobierno, debiendo tener presente que no hay mayor contradicción, ni peligro para los gobernantes, que un gobierno ladrón.

El consumo de drogas, ¿es una acción delictiva por su propia naturaleza? No: es una acción dañina para la salud, que genera adicción, y que puede conducir a la muerte, tal y como es el caso también del consumo de alcohol y tabaco, pero no es una acción que viole derechos de terceros.

La venta de drogas, ¿es una acción delictiva por su propia naturaleza? No, de ninguna manera, ya que no atenta, en contra de la voluntad de la víctima, contra ninguno de sus derechos. De hecho, estrictamente hablando, no hay víctima, por más que, metafóricamente, se hable de las víctimas de las drogas. La venta de drogas supone, necesariamente, la compra de las mismas, y esa compra la realizan voluntariamente los consumidores, tal y como voluntariamente se realizan las compras de tabaco y alcohol.

El ingreso generado por quienes venden alcohol y tabaco, ¿es un ingreso válido? Sí. El ingreso generado por quienes venden otro tipo de drogas, ¿también es válido? Sí. En el primer caso, ¿resultaría válida la extinción de dominio? No. ¿En el segundo? Tampoco y, sin embargo, eso es lo que propone Calderón, y lo que ya se aprobó en la Ciudad de México.

El consumo de drogas es un vicio y, como tal, éticamente reprobable, pero no es, por su propia naturaleza, un delito. La tarea de las leyes, en una sociedad de hombres libres, es prohibir y castigar las acciones delictivas por su propia naturaleza, no prohibir y castigar los vicios.

La venta de drogas es, desde el punto de vista ético, reprobable, pero no es una acción delictiva por su propia naturaleza. El ingreso generado por la venta de drogas es, éticamente, cuestionable, pero no es producto de una acción delictiva por su propia naturaleza, razón por la cual no debe ser objeto de extinción de dominio.

El narcotraficante genera su ingreso ofreciendo al drogadicto una mercancía por la que éste está dispuesto a pagar un precio. Ambas acciones, oferta y demanda de drogas, son éticamente cuestionables, pero no son delictivas por su propia naturaleza: no se viola ningún derecho, razón por la cual el ingreso generado por el oferente es válido. La extinción de dominio, por el contrario, supone la violación del derecho de propiedad, algo no solo éticamente reprobable, sino delictivo por su propia naturaleza.

En la absurda lucha contra el narco, el narcotraficante, como tal, no pasa de ser un comerciante, pero el gobernante se convierte en delincuente. Sí, en delincuente.