Existen, todos los contribuyentes lo sabemos, una serie de gastos que, dependiendo de condiciones definidas de manera arbitraria por las autoridades, podemos deducir del pago de impuestos. Son, para decirlo de la manera más clara posible, gastos, decididos por nosotros, y por lo tanto realizados en nuestro beneficio, que nos permiten pagar menos impuestos. Y puestos a elegir entre gastar a nuestro favor y pagar impuestos, sin saber bien a bien a favor de quién, la mejor opción está clara: gastar a nuestro favor. Los contribuyentes capaces de deducir determinados gastos deben agradecer a las autoridades la posibilidad que les brindan de hacerlo. ¿Y los que no?

El primer problema, ¡grave!, con la posibilidad que tienen determinados contribuyentes para deducir del pago de impuestos ciertos gastos, es que se trata de una posibilidad discriminatoria, que trata de manera desigual a quienes el gobierno debería tratar de igual manera: los contribuyentes, habiéndolos “de primera”, los que pueden deducir, y “de segunda”, los que no pueden. Habiéndolos privilegiados y no privilegiados. Evidentemente que los segundos deben preguntarle a las autoridades por qué ellos, los no privilegiados, no cuentan con ese beneficio. No hay respuesta lógica. Insisto: la posibilidad de deducir depende de condiciones definidas, arbitrariamente, por las autoridades.

El segundo problema con la posibilidad que tienen determinados contribuyentes para deducir del pago de impuestos ciertos gastos, ¡problema igual de grave que el anterior!, es la corrupción que esa posibilidad genera, en primer lugar, para ampliar el beneficio de quienes legalmente, ¡pero injustamente!, tienen derecho a él y, en segundo término, para que obtengan ese beneficio quienes no tienen derecho a él. Ante este problema a las autoridades no le quedan más que dos caminos.: introducir más, y supuestamente más eficaces controles para evitar la corrupción, o hacerse  de la vista gorda y permitirla. Es evidente que, más allá de ciertos límites, a los cuales se llega pronto, no hay controles, ni en cantidad ni en calidad, que puedan contra la corrupción: cuando de obtener un beneficio se trata, legal o ilegal, justo o injusto, el ser humano siempre se las ingenia.

Señalados los dos principales problemas que genera la posibilidad que tienen determinados contribuyentes para deducir del pago de impuestos ciertos gastos, debemos preguntarnos por el origen de la misma. ¿Cuál es la causa de esa posibilidad? Sin duda alguna la mala conciencia, o remordimiento de la misma, de los recaudadores que cobran muchos, y en muchos casos muy elevados, impuestos, por lo que a algunos contribuyentes, que no a todos, les brindan la oportunidad de gastar a su favor como medio para pagar menos impuestos. Con la posibilidad de deducir lo que las autoridades nos están diciendo es, más o menos, lo siguiente: “Dado que por este lado te cobro muchos impuestos, por este otro te permito, siempre y cuando lleves a cabo determinados gastos, pagar menos”, razonamiento ante el cual yo me pregunto: ¿por qué tanto salto estando el piso tan parejo? Es decir: ¿por qué no eliminar y/o reducir impuestos? Sería más sencillo, más transparente y menos costoso para todos, recaudadores y contribuyentes. Pero no, ya sabemos que, sobre todo los recaudadores, son de la idea de ¿por qué hacer las cosas fáciles si se pueden hacer difíciles?

Todo lo anterior viene a cuento por el enredo en el que se ha convertido la posibilidad, para algunos contribuyentes, que no para todos, de deducir del pago de impuestos el gasto en gasolina, con la obligación de realizar el pago del combustible de manera electrónica, lo cual, en la mayoría de los casos, ha generado, de parte de los gasolineros, el cobro de una comisión por el uso de la tarjeta y, de parte de los consumidores, el enojo generalizado. ¿Quién pondrá orden en tanto desorden, comenzando por la posibilidad que tienen determinados contribuyentes para deducir del pago de impuestos ciertos gastos, posibilidad que depende de condiciones definidas, arbitrariamente (entiéndase desordenadamente), por las autoridades?