Mientras que algunos políticos e intelectuales hacen un llamado por la abstención, al voto blanco o a la anulación del voto, Alejandro Martí está pidiendo que el voto respalde solamente a aquellos candidatos “que se comprometan por escrito y ante notario público a cumplir las demandas en materia de seguridad y libertades ciudadanas”.

No me cuento entre quienes piensan que la campaña del voto nulo es una aberración o una traición a la democracia. Al contrario, pienso que ha sido la clase política la que ha traicionado a la democracia y a los ciudadanos por su ineptitud, por su corrupción y por una nueva ley electoral que se ha convertido en un gigantesco paso atrás en el proceso de democratización de nuestro país.

La anulación del voto es una medida que ha preocupado tanto a los políticos que, cuando menos en estos tiempos de campaña, todos han hecho un llamado a los ciudadanos para no caer en la tentación de la abstención. En este sentido la campaña ha cumplido ya con su primer objetivo que era mandar un mensaje de atención a la clase política. Por eso la campaña es legítima.

Sin embargo, quizá más inteligente que la campaña del voto nulo es el llamado que hace Alejandro Martí desde su organización SOS a los ciudadanos para obligar a los candidatos a asumir públicamente compromisos concretos. Este empresario exitoso, lastimado hasta lo más profundo por el secuestro y homicidio de su hijo adolescente, Fernando, no quiere dejar a los políticos el campo abierto para que sigan haciendo lo que quieren, sino que busca comprometerlos por escrito y ante notario a acciones concretas en la lucha contra la delincuencia y en la preservación de las libertades ciudadanas.

Si bien yo comparto la decepción de millones de ciudadanos, y estoy tentado por primera vez en mi vida a no votar, el llamado de Martí me parece más difícil pero más valioso. Los políticos han hecho lo que se les antoja en el poder, se han enriquecido sin tasa y han abusado de su poder, porque nosotros los ciudadanos les hemos dejado hacer cualquier cosa. Con mucha frecuencia ni siquiera conocemos el nombre de los diputados y senadores que nos representan en el Congreso.

Alejandro Martí tiene, por supuesto, sus propias ideas políticas y un interés abrumador en lograr que la lucha contra la inseguridad se convierta en la prioridad de los distintos órdenes de gobierno. Su dolor ante la muerte de su hijo lo llevó a pedir a los funcionarios responsables de la seguridad: “Si no pueden, renuncien.”

Su método, sin embargo, es adecuado para cualquier ciudadano, independientemente de cuáles sean sus ideas políticas. Hay que exigir a los políticos que hagan promesas concretas, que puedan ponerse por escrito y frente a un notario público, y luego exigirles que las cumplan. Aunque claro, como no hay reelección, muchos de los políticos podrán seguir actuando como siempre lo han hecho: les sale demasiado barato hacer promesas que después nunca cumplen porque no tienen que enfrentar nunca la prueba de la ratificación o expulsión por el voto ciudadano.