Los impuestos son la única manera de financiar el gasto gubernamental.
Si por impuesto entendemos, como
debe ser, cualquier desembolso al que el gobernante obliga al gobernado,
resulta que, al final de cuentas, impuestos son no solamente los que así se
llaman (sobre la renta; al valor agregado; empresarial a tasa única; sobre
autos nuevos; tenencia; especiales sobre producción y servicios; al comercio
exterior; a los depósitos en efectivo; a los rendimientos petroleros;
accesorios), sino también las mejoras, derechos, productos, aprovechamientos y
otros ingresos accesorios, mal llamados ingresos no tributarios, y escribo mal llamados porque cada uno de ellos
supone la obligación del gobernado de entregarle al recaudador parte del
producto de su trabajo, siendo que en esa obligación consiste, precisamente, el
impuesto.
Aceptado lo anterior se puede
argumentar que el endeudamiento es una manera no tributaria de financiar el
gasto del gobierno, ya que el gobierno no obliga a sus acreedores a prestarle
dinero, sino que los convence a cambio del interés que les pagará por el dinero
prestado, todo lo cual es verdad, pero no toda la verdad, por una razón muy
sencilla: ¿de dónde sacará el gobierno los recursos para, llegado el momento,
pagar lo que debe? Una de dos: o vende activos y con el producto de dicha venta
liquida pasivos, o echa mano de los impuestos, ya sea cobrando más, y dedicando
la diferencia entre lo que cobraba y lo que cobra a pagar lo que debe, ya sea
cobrando lo mismo, pero ofreciendo menos bienes y servicios, destinando lo así
“ahorrado” a honrar sus deudas.
Suponiendo que el gobierno no tenga
activos de los cuales echar mano para liquidar pasivos, o que contando con ellos
no los pueda usar para tales fines, entonces el pago de deuda se realiza
cobrando más impuestos u ofreciendo menos bienes y servicios, lo cual, para
todo efecto práctico, da como resultado el cobro de más impuestos. Tal y como
lo señaló David Ricardo, la deuda gubernamental de hoy se convertirá, mañana,
en más impuestos, razón por la cual, en materia de ingresos gubernamentales,
todo es impuestos, llámesele como se les llame, en el caso de México ingresos
tributarios (impuesto sobre la renta; al valor agregado; empresarial a tasa única;
sobre autos nuevos; tenencia; especiales sobre producción y servicios; al
comercio exterior; a los depósitos en efectivo; a los rendimientos petroleros;
accesorios), no tributarios (mejoras, derechos, productos, aprovechamientos y
otros ingresos accesorios), e ingresos derivados de financiamiento (deuda
interna, externa, diferimiento de pagos, etc.).
Una y otra vez las autoridades nos
dicen que la recaudación en México es muy baja, del 8.2 por ciento del PIB en
2009, recaudación que considera, nada más, el cobro de los llamados impuestos.
¿Pero qué sucede si, como debe ser, aceptamos que, en materia de ingresos
gubernamentales, hoy, mañana o pasado mañana todo es impuestos, por lo que todo
es recaudación tributaria? Lo que sucede es que, entonces, la recaudación total
del Gobierno Federal sumó, en 2008, el 16.9 por ciento del PIB.
Los impuestos son la única manera de
financiar el gasto gubernamental.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.