Llama la atención la imagen que muchas personas tienen del gobierno, sobre todo de  su supuesto poder para lograr determinados resultados en materia de economía, todo ello resumido en aquello de que el gobierno planeará, conducirá, coordinará y orientará la actividad económica nacional, tal y como se apunta en el artículo 25 constitucional. ¿Realmente puede el gobierno planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica nacional y, ¡esto es lo importante!, conseguir mejores resultados de los que se obtendrían sin dicha planeación, conducción, coordinación y orientación? La respuesta es un rotundo no, tal y como nos lo enseñó el siglo XX, a lo largo del cual las economías planeadas, conducidas, coordinadas y orientadas por los gobiernos (las del bloque comunista), no solamente no lograron progresar, sino que acabaron por desaparecer, al tiempo que aquellas en las cuales la participación del gobierno no fue tan agresiva (las del bloque capitalista), no solamente no desaparecieron, sino que lograron importantes progresos, convirtiéndose en modelo para el resto.

Se puede argumentar que la participación agresiva del gobierno en la economía, tal y como la propuesta en el artículo 25 constitucional, con el gobierno planeando, conduciendo, coordinando y orientando la actividad económica, es un error, pero que al final de cuentas, para que las cosas funcionen correctamente, el gobierno debe participar de alguna manera, menos agresiva, más amigable, sin llegar al extremo de planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica, limitándose a “darle una ayudadita” cuando se necesite, necesidad que surge, de manera muy clara, en tiempos de recesión, tiempos en los cuales muchos se preguntan qué va a hacer el gobierno para sacar a la economía de la recesión, pregunta que se repitió una y otra vez en los peores momentos de recesión (primer semestre del año pasado), y que se sigue planteando hoy en día (cuando la recuperación ya está en marcha).

Lo que me llama la atención es que en muchos casos, quienes hacen esa pregunta - ¿Qué va a hacer el gobierno para “darnos una ayudadita”? -, perecen estar seguros que es mucho más lo que el gobierno puede hacer por ellos, que lo que ellos pueden hacer por sí mismos, como si el gobierno realmente pudiera “darnos una ayudadita” sin, al mismo tiempo, perjudicar a alguien más, es decir, sin generar un costo de oportunidad, algo que resulta imposible, tal y como lo veremos en el segundo artículo de esta serie.

Por lo pronto, si, como lo señala el 25 constitucional, el gobierno debe planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica, ¿por qué no dispuso las cosas de tal manera que se hubiera evitado la recesión? ¿No será que al final de cuentas el gobierno es incapaz de planear, conducir, coordinar y orientar la actividad económica, lo que en estos tiempos supondría haber evitado la recesión, que el año pasado dio como resultado una caída en la producción y el ingreso del 6.6 por ciento y una pérdida de 441,452 empleos en el sector formal de la economía?