A lo largo de los cinco primeros meses de 2009, consecuencia de la recesión, las exportaciones mexicanas registraron una caída, en promedio mensual, del 30.9 por ciento, al tiempo que las importaciones, también en promedio mensual, tuvieron una contracción del 31.4. Un año después, de enero a mayo de 2010, las exportaciones crecieron, en promedio mensual, 36.8 por ciento, mientras que las importaciones aumentaron 34.4, lo cual dio como resultado un panorama totalmente distinto.

En lo que va del 2010, en materia de comercio exterior, los resultados han sido, mes tras mes, mejores. En enero la exportaciones crecieron, en términos anuales, 26.7 por ciento; en febrero, 31.2; en marzo, 39.0; en abril, 43.2 y, en mayo, 43.9 por ciento. ¿Qué tenemos? No solamente crecimiento, sino crecimiento cada vez mayor, al igual que ha sucedido por el lado de las importaciones, que en enero crecieron, también en términos anuales, 17.0 por ciento; en febrero, 25.7; en marzo, 38.6; en abril 44.0 y, en mayo, 46.7 por ciento. En pocas palabras: no solamente buenos resultados, sino resultados cada vez mejores.

Llegados a este punto se puede argumentar que, dado que los resultados del año pasado fueron tan malos (contracción, promedio mensual, de 30.9 por ciento en exportaciones y de 31.4 en importaciones), no resultó difícil obtener buenos resultados un año después (crecimiento, promedio mensual, de 36.8 por ciento en exportaciones, y de 34.4 en importaciones), lo cual es cierto: por lo general, después de una fuerte caída en la actividad económica (en este caso el comercio exterior) la recuperación, cuando llega, se da vigorosamente, y eso, una recuperación vigorosa, es lo que estamos viendo en materia de comercio exterior. Ahora bien, el que parte de esta recuperación vigorosa tenga su causa en la fuerte caída del año pasado no la hace menos pujante, sobre todo si tomamos en cuenta que, por el lado de las exportaciones, la recuperación ha transitado, ya, por todas sus etapas. Me explico.

Ya en algún otro Pesos y Contrapesos escribí que la recuperación de la actividad económica, incluido obviamente el comercio exterior, se dará en tres etapas, claramente diferenciadas una de otra. En la primera tanto exportaciones como importaciones caerán cada vez menos; en la segunda se recuperará el crecimiento, y en la tercera se recuperará el volumen, medido en dólares, tanto de ventas al exterior, como de compras del exterior, que se tenía antes de la recesión.

La recesión se inició en septiembre de 2008, mes en el cual las exportaciones de mercancías mexicanas sumaron 25 mil 080 millones de dólares, al tiempo que las importaciones de productos extranjeros sumaron 28 mil 021 millones. A partir de entonces, y durante varios meses, el comercio exterior, en ambos frentes, se contrajo, hasta que, en enero y febrero de 2009, las exportaciones e importaciones alcanzaron, respectivamente, 15 mil 082 y 16 mil 613 millones de dólares, habiendo tocado fondo, momento a partir del cual, una tras otra, se han venido dando las etapas de la recuperación antes mencionadas.

Continuará.