Lo mejor que le podría pasar a la clase media y a los pobres es tener la libertad de escoger a su proveedor de salud para asegurar la competencia y la eficiencia so pena de quebrar, que la clase media y los pobres puedan al fin escaparse del monstruo de mil cabezas y poder tener libertad de elegir, tal y como ocurre en cualquier mercado competitivo.
Francamente me sigue desconcertando el Presidente
Calderón. La verdad no sé como leer sus declaraciones en materia de salud.
Primero presume y presume del número récord de hospitales construidos en su
sexenio. Luego alaba, al más viejo estilo priísta, al modelo socialista
mexicano de salud. Después expresa otras frases de halago sobre “¿Qué haríamos
los mexicanos sin nuestro IMSS?”
Y ya recientemente se queja de los estados
financieros del IMSS, el Presidente declara su preocupación sobre la viabilidad
financiera en el futuro del IMSS. Acepta que el IMSS está técnicamente
quebrado. ¿Quién lo entiende Señor Presidente?
Cuando criticamos que el PAN ha seguido
nutriendo al modelo socialista de salud que el PRI erigió para México, no nos
referimos a que sea malo que se construya un hospital que atienda nada más ni
nada menos que la salud de más y más
mexicanos. Nos referimos al contexto en que operará dicha unidad nueva de
salud. Sí, el contexto de competencia
es esencial, pues nos indica los incentivos en que se moverán los actores de
cualquier nueva institución ó empresa. De nada me sirve tener más escuelas y
hospitales si éstos operarán en un contexto de ineficiencia, de incompetencia,
y peor aún, si luego serán manejados por nefastos sindicatos del viejo PRI y
sólo chuparán los escasos recursos de los contribuyentes.
El modelo de salud mexicano es nefasto porque
opera en un contexto monopolista acompañado de una estructura sindical
burocrática que opera al más viejo estilo corporativista del PRI. Los propios
médicos y personal de enfermería se dan cuenta de todos los excesos del
sindicato, de la profunda corrupción que se da al interior del IMSS, de cómo
los incentivos para atender bien a un paciente son mínimos. Cualquier mexicano
de clase media sabe del tiempo excesivo de espera, de la escasez de medicinas y
de la mala calidad de atención médica. Esto, insisto, es negado tercamente -no
sé qué interés esté de por medio- por los periodistas y políticos estatistas
(que otra vez, insisto, jamás usan los servicios de salud gubernamentales).
No me imagino a la esposa del Señor Presidente
llevando a sus hijos para atenderse en un ISSSTE (el otro ineficiente monopolio
médico de los burócratas). Cualquier similitud con los viejos burócratas
soviéticos que se atendían médicamente en el extranjero es pura coincidencia.
La atención médica gubernamental es mala simple
y sencillamente porque no hay competencia, porque con el nefasto sindicato con
que opera el IMSS es muy difícil correr a un médico ó enfermera incompetentes;
la atención médica gubernamental es mala porque los ingresos para su
manutención están garantizados independientemente de la satisfacción de los
pacientes; la atención médica gubernamental es mala porque el tamaño de la
plantilla laboral y su remuneración no se fija de acuerdo a criterios de
productividad -como en cualquier mercado eficiente- sino de acuerdo a criterios
políticos.
Eso sí, cada lustro en promedio hay que estar
rescatando fiscalmente a ese monstruo de mil cabezas llamado IMSS. Una vez más
¿nos verán la cara a los contribuyentes mexicanos? Me parece que sí.
No y mil veces no, es una soberbia tontería
seguir rescatando lo insostenible; es una soberbia tontería el seguir con una
estructura burocrática que no se vende al mercado, y que sólo vive de la ubre gubernamental;
es una soberbia tontería seguir sosteniendo a un monstruo de mil cabezas como
el IMSS.
Ya estoy oyendo a los estatólatras
gemir, “quieren privatizar al IMSS,” “quieren dejar la salud sólo para los
ricos,” “quieren matar a los pobres,” etc.
A ver señores estatólatras,
para empezar, primero, la medicina privada ya existe, y la clase media es la
principal usuaria, so pena además de cotizar en el IMSS (doble pago injusto),
segundo, los panistas socialistas jamás privatizarán el IMSS; en el fondo
toleran (¿admiran?) a las instituciones estatistas- monopolistas priístas;
aunque lo nieguen, eso muestran sus actos; tercero, lo mejor que le podría
pasar a la clase media y a los pobres es ya no tener que atenderse a la fuerza
en ese monstruo de mil cabezas llamado IMSS, y cuarto, lo mejor que le podría
pasar a la clase media y a los pobres es tener la libertad de escoger a su
proveedor de salud para asegurar la competencia y la eficiencia so pena de
quebrar, que la clase media y los pobres puedan al fin escaparse del monstruo
de mil cabezas y poder tener libertad de elegir, tal y como ocurre en cualquier
mercado competitivo.
A la clase media hay que darle oportunidad de
tener cuentas médicas individuales para que puedan elegir libremente a su proveedor
médico de salud. Con ello podrían dividir los rubros de gasto médicos mayores y
complementarios. Ó también fomentar un mercado de seguros médicos privados con
la posibilidad de que quien los use no tenga por qué pagar sus cuotas forzosas
al IMSS (como sucede en Chile).
Para las empresas un esquema médico superior al
actual sería el poder elegir libremente a su proveedor de salud. Es fascista
obligar a las empresas a que sus empleados atiendan su salud exclusivamente con
el gobierno. Dicho esquema proviene del viejo fascismo priísta. Ahí están los
panistas ingenua ó dolosamente avalando, fortaleciendo y rescatando al nefasto
sistema gubernamental de atención médica.
Para los pobres sería superior recibir un vale
de atención médica por parte del gobierno para atenderse en el hospital privado
de su elección. Hay cálculos que indican que sería más barato subsidiar vales
médicos para los pobres para que puedan atenderse en hospitales privados
costosos como El Ángeles,
que lo que hoy cuesta fiscalmente sostener a ese monstruo de mil cabezas que es
el IMSS.
Los ricos, ricos son y suelen atenderse en el
extranjero, no necesitan populismos como el llamado seguro universal.
Ya antes he escrito sobre otros modelos de salud
más competitivos que existen en países como Chile, EU, Alemania y Holanda (quien
desee puede ver en esta página mi serie de artículos sobre economía y salud ó mejor aún, leer el libro del
doctor Manuel Sánchez González Economía
mexicana para desencantados, especialmente
en su capítulo de “educación, salud y trabajo.”).
Lo cierto es que nuestro actual sistema de salud
necesita de una revisión profunda de su estructura monopólica. Es necesario
avanzar a un esquema de mayor libertad de elección del proveedor médico. Subir
cuotas, elevar años para jubilación ó elevar impuestos para sostener al
monstruo de mil cabezas es ineficiente y costoso para todos los mexicanos. Sólo
es salida cortoplacista que beneficia a unos cuantos a expensa de millones de
mexicanos.
¿Se atreverán los panistas a desmantelar de una
vez por todas al monstruo de salud de mil cabezas priísta?
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.