Inicio esta segunda entrega con la pregunta con la que terminé la primera: Si los economistas realmente conociéramos el futuro, es decir, si además de economistas fuéramos adivinos, ¿de verdad compartiríamos nuestro conocimiento, renunciando a la ventaja, que haría posible una buena ganancia pecuniaria, que dicho conocimiento, siempre y cuando no se comparta, haría posible? La respuesta, imagino, es que no, que el economista que realmente supiera lo que va a suceder no renunciaría a la ganancia pecuniaria que ese saber haría posible, ¡siempre y cuando no lo compartiera con alguien más!

Dicho lo anterior, el hecho innegable es que los economistas sí se dedican a las proyecciones y expectativas, y buena muestra de ello lo es la Encuesta sobre las expectativas de los especialistas en economía del sector privado, que mes tras mes levanta el Banco de México entre 31 consultores de economía, nacionales y extranjeros, encuestas que nos permiten conocer qué prevén dichos economistas y, ¡sobre todo!, qué tan atinados resultan en sus expectativas y proyecciones, para lo cual lo único que hay que hacer es comparar la predicción con la realidad, y pongo un ejemplo.

En la encuesta de octubre, los economistas preguntados por el banco central  predijeron que, a lo largo de 2010, se crearán, en el sector formal de la actividad económica, 646 mil nuevos empleos. Pocos días después de publicados los resultados de la mentada encuesta, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social informó que, al mes de octubre, y desde enero, se habían creado, en el sector formal de la economía, 850 mil 889 nuevos empleos, 31.7 por ciento más de lo previsto por los economistas para todo 2010, previsión que, para terminar siendo cierta, supondría, entre noviembre y diciembre, la pérdida de 204 mil 889 empleos en el sector formal de la actividad económica, algo poco probable.

Se puede argumentar, a favor de los economistas encuestados, que la encuesta de octubre la levantó el Banco de México entre el 19 y 28 de aquel mes, y que las cifras de empleo, de octubre, las dio a conocer la Secretaría del Trabajo el 3 de noviembre, motivo por el cual los economistas encuestados no conocían las cifras, argumento al que se responde recordando que una encuesta sobre expectativas supone preguntar sobre el futuro y, por ello, sobre lo que todavía no pasa.

¿Qué tan atinados resultan los economistas en sus predicciones? Pongo otro ejemplo, relacionada también con el empleo. En la encuesta de octubre de 2009, hace un año, los economistas predijeron, para todo 2010, una creación de empleos, en el sector formal de la economía, de 203 mil. Un año después, en octubre de 2010, la creación de empleos sumaba los ya mencionados 850 mil 889.

Para terminar cito nuevamente a Galbraith: “La característica fundamental del futurólogo económico no es la de saber, sino la de no saber que no sabe. Su máxima ventaja es que todas sus predicciones, acertadas o inexactas, se olvidan con rapidez.”

Somos economistas, no adivinos. ¡No adivinos!