Los tortilleros pretenden un alza en el precio de la tortilla del 50 por ciento, pretensión ante la cual la Secretaría de Economía ha dicho que de ninguna manera, razón por la cual a los tortilleros que aumenten el precio de su mercancía se les impondrán castigos que van desde multas hasta clausuras.

La primera pregunta es qué rayos tiene que hacer la Secretaría de Economía decidiendo si aumenta o no aumenta el precio de la tortilla, mismo que, si ha de cumplir con la tarea de racionar el mercado, corrigiendo cualquier situación de escasez o sobreproducción, debe determinarse en el mercado, por la relación entre la oferta y la demanda, sin ninguna manipulación de parte del gobierno. ¿Qué rayos hace la Secretaría de Economía decidiendo si aumenta, o no aumenta, el precio de la tortilla? ¿Dónde queda la libertad de los tortilleros para fijar el precio que crean les permitirá maximizar sus ganancias, lo cual dependerá de que los consumidores estén dispuestos a pagarlo?

A la pregunta anterior, si queremos tener la visión completa del asunto, hay que enfrentarla con esta otra: ¿dónde queda la libertad del consumidor para elegir la tortillería que le ofrezca el menor precio por kilo de tortilla si los tortilleros actúan como si fueran monopolio, fijando de manera monopólica el precio de su producto, eliminándolo como factor de competitividad en detrimento del bienestar de los consumidores?

Llegados a este punto vale la pena recordar el siguiente párrafo de La Riqueza de las Naciones, de Adam Smith: “Rara vez se juntan las gentes ocupadas en la misma profesión u oficio, aunque solamente sea para distraerse o divertirse, sin que la conversación gire en torno a alguna conspiración contra el público o alguna maquinación para elevar los precios”, siendo el público al que se refiere Smith no otro que el consumidor.

Lo que dice Smith es que a los productores (por ejemplo: tortilleros) de un mismo bien o servicio (por ejemplo: tortilla), les conviene ponerse de acuerdo para no competir vía precio, eliminando así la libertad de elección del consumidor respecto, precisamente, del precio, dado que, si los productores se salen con la suya, el precio de la mercancía será el mismo en todos los comercios (por ejemplo: tortillerías). Al final de cuentas competidores potenciales (por ejemplo: distintos productores de tortilla), al menos con relación al precio, incurren en prácticas monopólicas (por ejemplo: vender todos al mismo precio que, obviamente, resulta mayor del que resultaría si entre todos ellos hubiera competencia vía el precio), en contra de los consumidores.

El caso es que en México los tortilleros están agrupados en la Unión Nacional de Industriales de Molinos y Tortillerías (UNIMTAC), que les sirve para fijar el precio de la tortilla como si fueran monopolio, eliminando la competencia vía precio, eliminando la libertad de elección del consumidor vía precio, eliminaciones que son la “justificación” para que la Secretaría de Economía tome cartas en el asunto, en su intento por evitar los abusos inherentes a las prácticas monopólicas.

Continuará.