Y los años pasan y pasan y la clase política mexicana simplemente está divorciada de la realidad diaria de 112 millones de mexicanos. Ahí sigue una minoría rapaz consumiendo y chupando del bolsillo de los contribuyentes.
Se acabó el año 2010 y nuevamente nada de nada en materia de reformas estructurales. Ninguna nueva legislación que haga al país más competitivo en materia laboral, energética, de telecomunicaciones, de competencia, del ámbito político, etc.
Que si a fulanito no le parece, que si a sutanito se le hace injusto, que si a tal ó cual mafia sindical no le conviene, que si a un grupo de empresas les incomoda, lo cierto es que propuestas de reforma tras reforma son atoradas por los poderosos intereses de grupo. Malosos, otra vez, buscadores de rentas, mafias priístas corporativistas, y la rancia y vetusta clase política mexicana. Una vez más se imponen los intereses de unos cuantos por encima del bienestar de millones de mexicanos.
Nuevamente el país se encuentra atorado en las redes de poderosos -a veces mafiosos- grupos de interés económico y político. Parece que no podemos sacudirnos el viejo y nefasto pasado corporativista priísta. Y lo peor, estamos atrapados en una guerra sangrienta y fallida contra el narcotráfico. Tal vez lo mejor sea que ya acabe la gestión de la presente administración.
A mí ya no me queda duda, si no empezamos por una seria reforma política, no existirán los incentivos para realizar reformas estructurales serias. Del 2011 tengo poco optimismo (ojalá me equivoque), pues ya la grilla por la sucesión presidencial se está imponiendo, y a año y medio de la próxima elección presidencial se ve muy difícil cualquier proyecto serio de modernización.
Que el lector no se mortifique; si vive de la ubre gubernamental se la pasará muy bien. Si no, a trabajar duro y a no esperar mediocremente migajas y favores del gobierno. Para quienes desde la sociedad civil plantean cambios, no es hora de tirar la toalla, es hora de seguir presionando para que cambie el status quo aunque sea lentamente. Para los que han decidido marcharse fuera de México, ni hablar, suerte y que las cosas vayan siempre bien.
Para los charlatanes que pregonaban acontecimientos trágicos ligados a las “mágicas” fechas 1810 y 1910, no tengo palabras a expresar, solitos hicieron -y como siempre hacen- el ridículo ante millones de mexicanos.
No tengo bola de cristal, pero algo sí sé: en materia de crecimiento económico seguiremos teniendo una actuación mediocre (algunos festinan que el año que terminó creceremos al 5%, ó poco más, pero se les olvida que es un rebote de la caída de 2009) que nos seguirá atando al subdesarrollo.
Y los años pasan y pasan y la clase política mexicana simplemente está divorciada de la realidad diaria de 112 millones de mexicanos. Ahí sigue una minoría rapaz consumiendo y chupando del bolsillo de los contribuyentes.
En fin amigo lector, le deseo un feliz y próspero año que sólo depende de usted y por fortuna no de la benevolencia de los políticos y sus grupos de interés.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.