He apuntado que no hay tal cosa como una cena gratis, que no hay algo que el gobierno le de a un gobernado que previamente no le haya quitado a otro, y que ningún gobernante paga lo que debe, y he señalado que estas tres verdades, despreciadas por políticos irresponsables, ocasionan las crisis económicas que pagan gobernados por gobernantes, es decir, justos por pecadores Es por ello que vale la pena analizarlas, como lo hice, en la primera y segunda entrega, con la primera y la segunda verdades. Hoy le corresponde a la tercera.

No hay gobernante que pague lo que debe, hecho que genera un grave riesgo moral o, dicho de otra manera, que ocasiona un incentivo perverso para que el gobernante actúe de manera irresponsable en todo lo relacionado con la contracción de deuda.

El primer motivo por el cual ningún gobernante paga lo que debe es porque, al final de cuentas, o por principio de ellas, no es el gobernante el que se endeuda, sino el que endeuda al gobierno que estará en el poder al momento en el cual se tengan que liquidar esos pasivos. Ejemplo: hace unos días la Secretaría de Hacienda informó que, por segunda vez, el gobierno de Felipe Calderón realizó una emisión de bonos, en mercados internacionales, por mil millones de dólares, mediante la apertura de un bono global con vencimiento en 2110, ¡¡¡dentro de cien años!!! El gobierno de Calderón contrajo una deuda que tendrá que pagar la administración Federal que esté en el poder dentro de cien años. No, pues así sí…

La segunda razón por la cual ningún gobernante, ni gobierno, paga lo que debe, es porque, si realmente quisiera liquidar todos los pasivos gubernamentales, tendría, o que aumentar impuestos, y con la diferencia entre lo que cobraba y lo que cobra pagar deuda, o que reducir gastos y con la diferencia entre lo que gastaba y lo que gasta liquidar pasivos. En ambos casos quien paga es el contribuyente, pagando más impuestos, en el primero, o recibiendo menos bienes y servicios gubernamentales, en el segundo.

La única manera de que el gobierno pague lo que debe, sin endosarles la factura a los contribuyentes, es, suponiendo que los tenga y que lo pueda hacer, vendiendo activos, que pueden ser desde reservas estratégicas de petróleo, en el caso del estadounidense, hasta empresas de la industria de la energía, en el caso del mexicano.

Al final de cuentas la solución del problema es el respeto al séptimo mandamiento del Decálogo para el buen comportamiento del gobierno, que a letra dice: Aceptarás, como falta peligrosa, el déficit presupuestario y, por ello, el endeudamiento, motivo por el cual, por ninguna causa y en ningún monto, te endeudarás: financiarás todo tu gasto, única y exclusivamente, con impuestos.

Por lo pronto, no olvidemos estas tres verdades: no hay cenas gratis; no hay algo que el gobierno le de a un gobernado que previamente no le haya quitado a otro; ningún gobernante paga lo que debe.