Faltan cuatro meses para la elección presidencial y de ninguno de los candidatos se escuchan propuestas auténticas que puedan sacar adelante al país. A mi modo de ver es entendible porque es más fácil caer en descalificaciones burdas y en defenderse de los ataques de los contrarios que el proponer, con fundamentos, políticas que encaminen a nuestro país al desarrollo que tanto le hace falta.

Es una enfermedad rara ésta de la búsqueda del poder por el poder, en pleno siglo XXI seguimos escuchando que las discusiones giran en torno a el resultado de las encuestas, al futuro de los partidos si pierden, y por supuesto a ataques verbales de todos contra todos que no benefician a nadie.

Y lo peor es que ¡lo sabemos!, ya no es nuevo que en ésta época todo se reduzca a esperar el siguiente ataque con su respectiva respuesta. El giro que toman las cosas en nuestra política es poco menos que de risa (risa de impotencia claro).

Por un lado un Madrazo que es el hombre que representa la búsqueda misma del poder sólo por el poder mismo, advirtiendo de un complot del Gobierno Federal contra su campaña, ¿alguna propuesta?, ¿para qué?, ya les dijo a los miembros de su partido que si no gana se les viene la noche y no se levantan de una derrota.

Por otro lado el idolatrado AMLO, que ya se siente Presidente, que decide si va a debatir o no, no importando lo que la opinión pública piense ni lo que los demás pidan en conjunto, desde éste momento trata de poner las reglas del juego y decide con quién se reúne y con quién no, a quién va a apoyar y a quién no (y eso que todavía no gana), no es bueno, no es sano un hombre así, ¿alguna propuesta viable?, ninguna ¿para qué?, la gente lo quiere en la silla presidencial y mediante encuestas la misma gente le dirá si continúa al frente del país o no, ¡por favor!.

Y por el último lado de los candidatos (ya sé que son cinco pero seamos realistas), Felipe Calderón que no termina de proponer nada concreto y ha caído en el juego de las descalificaciones y enfrentamientos con estudiantes y espontáneos en sus actos, había empezado fuerte, no tenía por qué caer en éstas trampas, tendrá que corregir el rumbo abismalmente si aspira a la Presidencia.

No se dan cuenta de que hay mucho en juego, ya las reformas se tardaron mucho en ser aprobadas, y sin ellas la base tributaria nunca se ampliará, no se aprovechará el “boom” demográfico que no va a durar todo lo que quisiéramos, el sistema de pensiones va a reventar, ya (como China e India) se nos fueron varios países pero pueden ser muchos más, la educación pública no se reformará y es imposible que soporte más tiempo en los niveles actuales, seguirán existiendo monopolios en la industria energética (y es increíble que haya muchos que dicen que el proyecto neoliberal fracasó, ¿cuál modelo neoliberal?, ¿en nuestro país?), etc (y es un etcétera muy grande).

Y ¿nuestro Congreso ayuda en algo?, mientras se sigan discutiendo en el pleno de la Cámara de diputados cosas como aplicarle el 33 a Aznar, el regañar a Fox por decir otra tontería más como “lavadoras de dos patas” o el pasarse toda una sesión atacando al secretario de Gobernación pues éste Congreso nuestro de todos los días sigue sin aportar nada, ¿para qué discutir las reformas pendientes?, ya llegará un nuevo Presidente y a ver primero de qué color es y luego qué propone. Da vergüenza y miedo ver que estos tipos son los que tienen el futuro del país –prácticamente- en sus manos.

En fin, ¡muy bien señores candidatos!, ¡muy bien señores legisladores!, así nunca vamos a ir hacia delante, así vamos a estar hundidos en la mediocridad por siempre, sigan atacando públicamente cuánto no les parezca, después trabajan en lo que deben, ¿el país?, es lo de menos, total ya saben que los mexicanos aguantamos eso y mucho más.