Los "indignados" son colectivistas idiotas, de los que ha habido legiones a lo largo de la historia, y a quienes se les deben todo tipo de dictaduras, desde las comunistas hasta las fascistas.
He calificado a los indignados como izquierdistas bobalicones, izquierdistas por colectivistas y bobalicones por bobos, por, según la definición del diccionario, faltos de entendimiento o razón. Los indignados son colectivistas idiotas, de los que ha habido legiones a lo largo de la historia, y a quienes se les deben todo tipo de dictaduras, desde las comunistas hasta las fascistas. ¿Qué tuvieron en común Hitler y Stalin? El haber sido colectivistas, común denominador que resultó esencial y más importante que las diferencias accidentales entre fascismo (en su versión nacionalsocialista) y comunismo (en su versión soviética), tal y como lo muestra, en el ámbito de la creación literaria, Vasily Grossman en su novela Vida y destino.
Para que mi calificativo de izquierdistas bobalicones no quede en afirmación sin sustento, me remito a Stéphane Hessel, el inspirador del movimiento, autor del panfleto ¡Indignaos!, guía, por lo menos intelectual, de los indignados, quien, entre otras tonterías (al pan pan y al vino vino) afirma que hay que luchar por “un orden económico racional en el cual el interés individual se subordine al interés general”, que es, ni más ni menos, lo que a sangre y fuego, ¡literalmente!, impusieron personajes como los ya mentados Hitler y Stalin.
Lo primero que hay tener claro es que, como ya lo explicó Adam Smith, el único orden económico racional, si por ello entendemos el que logra producir más y mejores bienes y servicios, para un mayor número de gente, es aquel en el cual lo que opera es el interés personal, el egoísmo racional, que, guiado por la mano invisible, da como resultado, gracias a los intercambios comerciales, un mayor nivel de bienestar para todos los involucrados. En la economía de mercado el interés individual da como resultado el beneficio del otro, otro que es la contraparte de cualquier intercambio, intercambio que da como resultado el bien común de quienes intercambiaron. En la economía de mercado el interés individual (por ejemplo: el del empresario por obtener una ganancia) se subordina al interés general (por ejemplo: al de los consumidores a quienes el empresario, si quiere obtener una ganancia, debe servir). ¿Será a la economía de mercado a la que se refiere Hessel al proponer la lucha a favor de “un orden económico racional en el cual el interés individual se subordine al interés general”? No, claro que no. Se refiere a una economía en la cual el poder político subordina, ¡por la fuerza!, los intereses individuales al interés general, interés general que siempre es definido por ese mismo poder político. ¿De qué se trata? De la dictadura.
Es claro que hay más de una razón para estar indignado, pero esas razones no se encuentran en donde los indignados creen encontrarlas: la culpa de no es de Wall Street sino de la Reserva Federal, por citar un ejemplo. Los problemas económicos que enfrentamos no son consecuencia natural de la economía de mercado, sino de la intervención gubernamental en las actividades económicas de las personas, del abuso del gobierno.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.