Quizá Hugo Chávez, el presidente de Venezuela, haya sentido que le hacía un favor a Andrés Manuel López Obrador cuando pronunció el 21 de marzo un discurso, retransmitido a todo su país, en que afirmó que la derecha mexicana está utilizándolo como arma para combatir al candidato del PRD a la presidencia de México. Pero la verdad es que el discurso de Chávez ha sido un problema y no un beneficio para la campaña de López Obrador.

No es fácil saber si el presidente de Venezuela ha estado realmente apoyando la campaña del tabasqueño. La experiencia nos dice que los apoyos que verdaderamente cuentan, los de dinero, pueden ocultarse con razonable facilidad.

El discurso de Chávez, sin embargo, le ha dado una excusa a la Cámara de Diputados para aprobar una investigación sobre los supuestos vínculos entre el gobierno de Venezuela y el candidato del PRD. Es poco probable que la averiguación encuentre algo, pero eso no es importante. Lo significativo es el mensaje que se les está mandando a los votantes en el sentido de que López Obrador podría estar recibiendo apoyos de un gobierno extranjero lo cual es ilegal.

A los mexicanos no les agrada que los extranjeros se involucren en política. Recordemos el daño que le hizo a la campaña del panista Felipe Calderón el respaldo que le dio el ex presidente del gobierno español José Maria Aznar. No es necesario que la falta sea real. La mera percepción le puede hacer daño a un candidato.

No hay ninguna duda de que Chávez ve con simpatía la campaña de López Obrador, el candidato mexicano que considera más afín a sus posiciones. Lo mismo ocurrió durante el proceso electoral de Bolivia. Cuando éste terminó, Evo Morales se convirtió en un aliado natural del ex militar. No hay duda de que Chávez quisiera que terminara el gobierno de Vicente Fox, con quien ha tenido diferencias enormes, y que el nuevo presidente de México fuera más cercano a él. En particular le sería muy beneficioso que, a la luz de sus disputas con el gobierno estadounidense, México se convirtiera en la principal preocupación de Washington.

El problema es que a López Obrador le convendría que Chávez fuera un poco más discreto en sus apoyos. Por ahora él puede burlarse de la decisión de los diputados de investigar los posibles apoyos del venezolano. Pero si los electores empiezan a percibir que está recibiendo un respaldo ilegal de un gobierno extranjero, pueden castigarlo en el momento de la votación. Recordemos que Andrés Manuel está en primer lugar de las encuestas. Pero cuando uno está arriba, es más fácil caer que subir.