Fue un cotejo electoral de divas y duelos, en el que todos los participantes se quejaron de haber sido víctimas de fraudes e irregularidades, pero todos se declararon vencedores.

Gustavo Madero, presidente del PAN, dijo que los resultados favorables del blanquiazul le permitirían pensar en retirarse del cargo como Greta Garbo en medio de aplausos. Por otra parte, en el momento mismo de cerrar las urnas en Baja California, César Camacho del PRI exigió a los panistas reconocer el triunfo del candidato Fernando Castro Trenti como Luis Donaldo Colosio había reconocido el triunfo del PAN en 1989; sin embargo, cuando el PREP colocó adelante a Francisco Vega del PAN-PRD, Camacho y Castro Trenti reviraron que no reconocerían los resultados hasta que se terminara el recuento distrital.

Lenin Carballido de Oaxaca resucitó de entre los muertos, no como el momificado Lenin de la Unión Soviética sino como Lázaro o el propio Jesús de Nazaret. A pesar de que se le había declarado oficialmente muerto para escapar de una acusación penal por violación, reapareció como candidato del PRD, PAN y PT a la presidencia municipal de San Mateo Amatengo. Una vez que se dio a conocer la información, el Instituto Electoral local descartó su candidatura, pero nunca explicó por qué había permitido que se registrara un candidato que tenía una acusación penal en su contra y que además estaba registrado como muerto. No parece haber mucho cuidado entre los consejeros para saber quiénes son realmente los candidatos.

La bipolaridad del proceso llegó a un extremo en Baja California, donde el Instituto Electoral y Participación Ciudadana publicó el Programa de Resultados Electorales Preliminares con la observación de que él mismo no los reconocía.

A pesar de que los líderes de los tres principales partidos nacionales afirmaron haber sido los grandes vencedores, la información disponible en el momento de redactar este artículo sugiere que el PRI ratificó su posición como el primer partido del país, pero con un pequeño retroceso frente a resultados anteriores. Dos significativos triunfos del PRI fueron en las presidencias municipales de Benito Juárez (Cancún) y Oaxaca que estaban en manos del PRD. El PAN logró mantener el gobierno de Baja California, que muchos consideraban condenado a caer en manos del PRI, aunque el voto diferenciado fue importante: el PRI ganó Tijuana y otros municipios importantes, y la alianza PAN-PRD el congreso local. El PRI, por otra parte, mostró que el carro completo no ha desaparecido del panorama electoral mexicano al arrasar en Hidalgo y otras entidades.

Si el PRI sigue siendo el primer partido del país, el PAN y el PRD han mostrado que la mejor forma de derrotar al PRI es a través de alianzas. Éstas parecen ilógicas por las posiciones ideológicas tan distintas de panistas y perredistas, pero ayudan a obtener el poder.

Para los ciudadanos el punto más positivo de la jornada electoral del 7 de julio es el hecho de que los triunfos se repartieron. A pesar de la fuerza del PRI, éste ya no constituye un partido hegemónico. Desde el lado negativo, los comicios demostraron que el abstencionismo sigue siendo muy importante. En Baja California llegó al 61 por ciento.

Los procesos electorales en México siguen siendo controvertidos y contradictorios. Paso a paso va surgiendo un sistema en el que el poder no está ya tan concentrado como en el pasado. Pero seguimos teniendo divas que piensan que pueden retirarse como una estrella de Hollywood en medio de una lluvia de aplausos.