Sólo nos quedan 10 años de la ventana de oportunidad demográfica en la cual el índice de dependencia (número de individuos son mantenidos por aquellos que están trabajando, niños y jóvenes que están estudiando más aquellos que ya están retirados) mantendrá una tendencia decreciente derivada del aumento más que proporcional de los que se están incorporando a la población económicamente activa. Según estimaciones de la evolución de la población por edades, a partir de mediados de la próxima década, la población de menores de 15 años como porcentaje de la población total se estabilizará, mientras que el porcentaje de mayores de 65 años irá creciendo como resultado del envejecimiento de la población.

Las proyecciones de la dinámica poblacional es un dato que preocupa dadas las condiciones actuales de la economía, una que experimenta muy bajas tasas de crecimiento y en la cual casi el 60% de la PEA labora en la informalidad, es decir aquella que no tiene acceso a los sistemas formales de seguridad social. El incremento esperado del índice de dependencia a partir de 2025 resalta la importancia, realmente la urgencia, de que el crecimiento de la economía se eleve significativamente y lo haga de manera sostenida e, igual de importante, que esa expansión venga acompañada de un incremento continuo de la fuerza laboral empleada en la formalidad y con acceso a un sistema de pensiones.

Como lo he señalado, existen innumerables barreras al crecimiento económico que es indispensable eliminar para poder alcanzar altas y sostenidas tasas de expansión. Se requiere de un rediseño del arreglo institucional para que de éste se deriven los incentivos que estén alineados con el objetivo de mayor crecimiento a través de una mayor inversión acompañada de un aumento continuo de la productividad factorial total que resulté en un incremento, también sostenido, de los salarios reales.

Una eficiente definición de los derechos privados de propiedad y su garantía y protección por parte del poder judicial, mercados de bienes, servicios y factores de la producción operando en competencia, un diseño tributario (incluyendo las aportaciones al sistema de seguridad social) que no inhiban la inversión y la operación de las empresas operando en la formalidad, una mayor transparencia y eficiencia del gasto público, menores costos de movilidad de los factores de la producción tanto entre sectores como entre regiones, una significativamente menor incidencia de corrupción y más, son indispensables para lograr mayores tasas de crecimiento. Necesitamos transitar de un modelo que premia la búsqueda y apropiación de rentas a uno que premie la creación y acumulación de riqueza. Necesitamos movernos de un modelo caracterizado por el capitalismo de cuates a uno íntegramente liberal, a una verdadera economía de mercado.

Quedan sólo 10 años y, o crecemos ya a tasas inclusive superiores al 5% anual, o el destino será uno de viejos pobres, uno de pobres viejos.

Aclaración

En el artículo de hace dos semanas "Crear riqueza (IV)" señale que con base en el estudio del Consejo Coordinador Financiero "Ejecución de contratos mercantiles e hipotecas en las entidades federativas" de 2011, el estado en donde eran más lentos los juicios ejecutivos mercantiles era Quintana Roo con una duración de 26 meses. Me hacen la aclaración por parte del Tribunal Superior de Justicia de esa entidad, que en los últimos años ha habido una mejoría significativa en la materia con la creación de juzgados especializados en materia mercantil, lo cual ha reducido significativamente la duración de los procesos. Esta es una muy buena noticia para poder impulsar el mayor crecimiento de esa entidad.