El primer “debate” entre cuatro de los cinco candidatos a la Presidencia de la República (¿ya se habrá
dado cuenta López Obrador que nobleza obliga?) giró en torno a temas de
economía – política hacendaria, política energética,
pobreza y desarrollo, desarrollo sustentable y política laboral – y, salvo
honrosas excepciones, que al final de cuentas lo que hicieron fue confirmar la
regla, las propuestas dejaron mucho que desear: en el mejor de los casos se
propuso más de lo mismo, pero llevado a cabo de distinta manera. ¿Si el
gobierno sigue haciendo lo que hasta ahora ha hecho, pero lo hace de manera
distinta, será suficiente para lograr el progreso económico, definido como una
mayor producción de bienes y servicios para (y por lo tanto por) un
mayor número de gente? No, lo cual quiere decir que lo primero que hay que
revisar no es de qué manera hace el gobierno lo que hace, sino qué es lo que el
gobierno, independientemente de cómo lo haga, hace. Y el gobierno hace más de
lo que debe (ojo: de lo que debe, no de lo que puede), razón por la cual lo
hace mal, o violando derechos de los agentes económicos (por ejemplo: a la
libertad para emprender o consumir y a la propiedad sobre los ingresos, el
patrimonio y los medios de producción), o restándole eficacia a la actividad
económica de los particulares (consecuencia inevitable de la violación de los
mentados derechos).
¿Cuántos candidatos mencionaron, por citar dos ejemplos, a
la libertad para emprender y a los derechos de propiedad sobre los medios de
producción, temas adecuados para tocar en el ámbito de las políticas hacendaria, energética y laboral? Calderón mencionó que “si
alguien puede producir electricidad más barata y de calidad que lo haga con
libertad”, avance en la dirección correcta, pero sumamente limitado: el Estado
y sus leyes, comenzando por la
Constitución, deben reconocer y garantizar nuestra libertad
para, independientemente de su precio y calidad, producir y vender
electricidad. Es una cuestión de principio, de respeto a la libertad para
emprender, no de precio y calidad.
Más allá de lo dicho por Calderón, ¿qué otro candidato hizo
referencia a la libertad para emprender y a los derechos de propiedad sobre los
medios de producción? Se habló de la necesidad de democratizar los sindicatos
(Mercado), de la conveniencia de flexibilizar las relaciones laborales (Campa),
y de la posibilidad de permitir, de manera complementaria, la inversión de particulares
en la industria energética (Campa), todo lo cual tiene que ver con la libertad
sindical, de contratación y de inversión, razón por la cual apunta en la
dirección correcta, pero quedándose lejos de la meta, y sin mención alguna a lo
más importante de todo: el derecho de propiedad sobre los medios de producción,
condición de posibilidad, entre otras, de la libertad para emprender.
¿Qué candidato mencionó, explícitamente, los derechos de
propiedad? Ninguno. ¿Qué candidato criticó el capítulo económico de la Constitución, plagado
de contradicciones y errores que atenta, precisamente, contra ese derecho?
Ninguno. ¿Qué candidato tiene clara la importancia de los derechos de propiedad
para el progreso económico? y, suponiendo que la tenga, ¿quién tiene claro lo
que ello implica, sobre todo de parte del Estado, sus leyes y sus gobiernos? y,
para terminar, suponiendo que esto último se tenga claro, ¿qué candidato está
dispuesto a ser congruente, y a hacer todo lo que hay que hacer para reconocer
plenamente, definir puntualmente y garantizar jurídicamente el derecho de propiedad
de la gente, lo cual supone, de entrada, eliminar al actual capítulo económico
de la Constitución,
artículos 25 al 28, principalmente, y sustituirlo por otro que no contenga los
errores y las contradicciones que contiene el hasta ahora vigente?
Al final de cuentas el debate sobre economía debe iniciar
por el debate en torno al capítulo económico de la Constitución.
¿Quién está dispuesto a debatirlo?