A partir del informe presentado por Mueller exonerando a Trump, han surgido algunos mea culpas expresando una serie de motivos por sus infundados ataques al presidente, entre los cuales el más patético ha sido el del ex director de la CIA, John Brennan quien, con cara de idiota afirma; “creo que recibí información equivocada”. El que un ex director de la agencia de espionaje más sofisticada del mundo desenfunde esa razón, es algo verdaderamente patético y ridículo. Pero más patético y ridículo son quienes insisten, a pesar de la exoneración de Mueller, en crucificar al presidente buscando ahora otros montes en dónde hacer leña.

En medio del desarrollo de esta novela más dramática que las de Televisa, ha surgido un movimiento realmente interesante. En una entrevista televisiva en el programa de Mark Levin, brillante abogado y analista, presenta a un muchacho joven de nombre Brandon Straka (BS), quien, a través de una hora del programa dejó un auditorio realmente impresionado con su historia. Levin inicia la entrevista pidiendo recordar el nombre de este muchacho por ser un invitado especial y lo que representa. Pero, sobre todo, porque Levin piensa que en los próximos años levantará fuertes tempestades. Pasa a informar la iniciativa de BS como fundador del movimiento ya conocido como WalkAway y le pregunta en qué consiste.

BS inicia explicando es un movimiento que él inició en las redes sociales. Pero antes de continuar, se describe como ex demócrata, ex socialista, y ex ferozmente odiador de Trump y continúa: Yo siempre voté demócrata, soy gay y siempre me describí como un demócrata por default porque siempre creí este partido hacía una labor increíble promoviéndose ante grupos minoritarios, y hábilmente nos convencía de que lo necesitábamos porque constantemente estábamos en peligro de ser atacados por la derecha, que los republicanos nos odiaban y los conservadores igualmente nos odiaban y quieren liquidarnos. Y ellos tienen toda la maquinaria de la media socialista apoyándolos, entonces, para mí fue automático el sumarme a sus fuerzas pensando: soy gay, soy socialistoide, soy demócrata. Pero ahora me doy cuenta de que ese tipo de piloto automático es lo que ha tenido atrapadas a todas las minorías ya sea gays, latinos, negros, etc. Y ha sido un ancla muy pesada en nuestras vidas.

Le pregunta Levin ¿Cuándo te convertiste y por qué? Y sobre todo ¿Qué fue lo que sucedió para tu conversión?

Responde BS. Fue después del 2016. Como la mayoría de la gente, cuando Trump anunció su intención de ser presidente, pensé era un chiste y empecé a reírme, hasta que se acercaban las primarias y surgió una seria posibilidad de que podría ser el candidato republicano. Fue cuando la situación se convirtió en una pesadilla alimentada por esa media socialista, porque siempre apuntan su mira hacia gente como nosotros y otras minorías para enfrentarnos, porque es lo que siempre han hecho. La media nos decía que Pence eran un feroz homofóbico y ya organizaba centros para terapias obligatorias y reconvertirnos. Nos decían también que nos enviarían a campos de concentración. Ahora me parece ridículo, pero en aquellos días era, dentro de mi mente, una horrorosa amenaza pues yo creía todo lo que esa media me decía.

Yo sí creí que Trump había llamado a los mexicanos violadores. Creí que promovía el asalto sexual a las mujeres, que odiaba a los musulmanes. A medida que su popularidad crecía y nos acercábamos a la elección final, yo, como todos los socialistoides, pensaba ¿Qué está sucediendo con los conservadores en este país? ¿Quiénes son estos fanáticos que no sabíamos existían? Porque habíamos tenido 8 años de Obama y esa media nunca nos dijo absolutamente nada malo que pudiera haber hecho. Describían un presidente íntegro, sin escándalos, un flamante salvador del país y jamás nos informaron de los graves problemas que los republicanos tenían con él. Siempre pensamos que era un ser superior que no podía cometer errores. Entonces, cuando esa misma prensa nos empezó a decir que el más grande de los fanáticos destructores se orientaba hacia la presidencia, entrábamos en pánico. Sin embargo, luego nos tranquilizábamos porque nos decían que solo tenía un 3% de posibilidades de ganar. ¡Pero, qué clase de sorpresa tuvimos el día de la elección!

Yo estaba destruido. Recuerdo estar en mi casa viendo la llegada de los resultados que se dilataron hasta la madrugada. No esperé y me fui a la cama, pero no pude dormir y me levanté para consultar la fuente “más creíble”, el Huffington Post, porque estaba seguro ellos no me mentirían y, alrededor de las 2.00 AM, apareció la foto de Donald Trump con un gran letrero: “Pesadilla. Presidente Trump”, y debajo de la foto un largo letrero: “Millones perderán su seguro de salud, se cancelarán los derechos civiles, el TLC, iremos a muchas guerras, etc., etc.”. Se había iniciado el plan para llevarnos del miedo al pavor y a la turbación, usando sus encabezados falsos desde el momento que se anunciara su victoria. Pero para mí algo no estaba claro, solo que estaba en pánico y no podía pensar con claridad.

El día siguiente, llorando publiqué un video preguntando ¿Por qué? ¿Qué estaban pensando? Y cargando esa depresión medio viví los siguientes meses. Yo soy de una comunidad rural de Nebraska y sabía que todos mis amigos y familiares habían votado por Trump, aunque no lo decían, y yo les recriminaba con rencor ¿Cómo pudieron hacerle esto al país? Durante meses publiqué mi queja en todas las redes sociales, pero nadie me respondía. En una ocasión publiqué lo siguiente: “Nunca podré entender a ustedes que vieron a este hombre frente a una multitud, cruelmente mofarse de un reportero discapacitado y aun así votaron por él”.

Recuerdo haber estado en el gimnasio cuando pasaron esa cruel escena, porque ellos no tienen Fox News, tampoco en los aeropuertos, bares, solo CNN en todas partes. Así veía a Trump haciendo la mímica y luego permanecer como congelado y abajo un letrero: “Trump mofándose de un periodista discapacitado”, y luego mostrar a alguien en silla de ruedas. Publiqué este video y finalmente alguien me respondió. Era una mujer que durante mi niñez había sido mi “nana”—exageradamente religiosa y conservadora— ella y yo ya habíamos tenido enfrentamientos en FB. Me escribía en privado diciéndome: “No quiero pelear contigo, solo te pregunto ¿Has visto esto?” Me enviaba un video titulado; “Destruyendo la falsa burla de Trump de un reportero deshabilitado”. Me puse furioso y pensé; más propaganda mierda de la derecha, más lavado de cerebro, luego me invadió una euforia y me dije; Voy a ver esto para luego decirle lo estúpida que es al creer en esta propaganda.

Empecé a ver el video y ahí estaba Trump con los mismos gestos, con la misma voz que había utilizado aquel día burlándose cruelmente del reportero, pero la realidad era que en todas estas escenas imitaba a otra persona que sorprendieron cubriendo algo deshonesto, no estaba burlándose del periodista y las habían editado; no era ni en el mismo lugar. Fue la más extraña experiencia de mi vida. Me invadió cierta des asociación en la que mi cerebro se desconectaba de mi corazón cuando el cerebro me decía; “Trump no se burlaba de ese reportero”. Pero mi corazón me decía; “lo odiamos, lo odiamos, lo odiamos”. No podía ponerlos de acuerdo. Procedí a ver el video de nuevo cientos de veces hasta pensar; OK, él no lo hizo, no se burló del reportero. Pero ¿Por qué CNN me dijo que lo había hecho? Porque CNN nunca me había mentido. Empecé a contactar a mis amigos socialistoides para enseñarles el video. De inmediato me encontré con un muro de hostilidad y algunas veces casi me agredían físicamente acusándome de traición y amar a Trump.

Yo respondía, solo estoy tratando de entender. Pero ellos se enfurecían aún más. Ahora pensaba, aquí estamos todos furiosos y deprimidos porque Trump es ahora el presidente. Lloramos, entramos en pánico. Y aquí estoy con la evidencia que sugiere, a lo mejor las cosas no están tan mal como nos parece. Pero ellos no quisieron escucharme, ellos querían seguir envenenados, querían seguir odiando a Trump. Fue cuando me di cuenta no valía la pena seguir insistiendo porque la gente, semejando a los faquires, no quería cambiar el casette. Decidí entonces darme a investigar la media y lo que encontré fue fascinante. Encontré videos de miles de gentes de color en los eventos de Trump dándole su apoyo, pero cuando CNN los mostraba los habían borrado para dar la impresión de que solo los blancos apoyaban a Trump. Vi el video de all Mexicans are rapiest completamente editado y adulterado pues él se refería a un grupo de rufianes escapados de una cárcel y habían cruzado la frontera.

Esa búsqueda me llevó a conectarme con Ben Shapiro, Milo Yiannopulos, y una serie de interesantes intelectuales conservadores que antes, sin haberlos visto ni escuchado, los condenaba sin bases ni argumentos. Conocí a Tucker Carson que antes, cuando recorriendo el cable me topaba con él, antes de cambiar el canal me reía de su corbata de moño, pero ahora es mi héroe. Al estar constantemente viendo los programas de todos estos conservadores me dije a mí mismo: “Dios mío, los puntos de vista de estas gentes son mucho más sensatos que los de la identidad política, la corrección política, el dividir, dividir con lo que yo ciego estuve de acuerdo por tanto tiempo”. En cierto momento pensé: “No puede ser, me estoy convirtiendo en conservador, o tal vez sin saberlo siempre lo he sido”. Pero soy gay, ya salí una vez del closet con el sufrimiento que eso conlleva, me escondía por vergüenza. No puedo caminar otro vía crucis. No lo volveré hacer. No más segundos rounds.

Decidí entonces, voy a ser orgullosamente conservador y no lo callaré. Me di cuenta de que este conservadurismo no tiene nada de conservador y mucho de libertad, individualidad, responsabilidad personal, respeto a los derechos de los demás, no tan antigobierno, sino el gobierno necesario para cumplir con sus obligaciones listadas en la constitución y establecer la única dictadura, la dictadura de la ley, “una la ley para todos” que es la única igualdad a la que debemos aspirar. Pero me preocupaba la forma en que eran tratados los que apoyaban a Trump. No tenía idea de la forma tan fraterna en que esos conservadores me abrirían los brazos para recibirme en su seno, incluyendo al mismo presidente Trump. Procedí a fabricar un video el cual bautizaba como:

¡Manifiesto Definitivo de todo lo malo del socialismo y del Partido Demócrata!

“Hace tiempo yo fui un demócrata socialista. Pero, tratando de conseguir votos para lograr y mantener el poder, el partido Demócrata, al que yo tanto amé, se ha unido con la izquierda extrema y reaccionaria para destruir. El partido Demócrata y la media socialista ahora creen en sus propias mentiras y han decidido que solo ellos tienen la verdad y las soluciones. Por ello, los estoy abandonando y los invito a ustedes a que hagan lo mismo #WalkAway. Este país reclama mentes libres”.

Con ello estoy iniciando un esfuerzo para provocar que las minorías en particular, y todos los socialistoides en general, abran los ojos y abandonen el partido demócrata. Que vean el mundo ha cambiado y dejemos atrás el racismo imaginario, vivir el presente mirando hacia el futuro. Si yo pude escapar de esa telaraña de ignorancia que nos atrapa con sus cadenas invisibles, cualquiera puede hacerlo. En este país hay una gran industria de la opresión y es escandalosa, agresiva y no tiene escrúpulos. Constantemente están promoviendo que la gente siempre se sienta en peligro, amenazada, indefensa, que no tienen los mismos derechos y oportunidades que los demás. Que somos inferiores y discriminados y nadie nos quiere, que nuestro país es injusto y cruel. Luego el mensaje cierra; pero nosotros te vamos a ayudar, ¡Necesitamos tu donativo!   

Les estoy haciendo la invitación para que abandonen la rueda del ratón que siempre llega al mismo lugar, para fijar nuestra atención en lo que realmente está sucediendo. Hacer a un lado el lavado de cerebro, abrazar la individualidad y la libertad, sin importar quién eres o lo que eres. Y este mensaje es válido especialmente para los jóvenes en las universidades que en estos momentos los están adoctrinando para cortarles sus alas, y luego entregarlos a la venenosa rutina que está matando el espíritu de nuestro país. No tiene que ser así, no debe de ser así. ¡Y en estos momentos ya tenemos medio millón de soldados de la libertad!

Levin pregunta: Tú odiabas a Trump. Tu creíste que su elección había arruinado tu vida. ¿Ahora qué piensas? Responde BS: Ahora es mi héroe y lo amo por muchas razones. Está desarrollando una presidencia admirable y no necesito citar todos sus impresionantes logros económicos que son históricos, a pesar del saboteo de sus enemigos. Es un rebelde revolucionario que ha penetrado lugares donde nadie se había atrevido ni siquiera a asomarse. Y es lo que más me enfurece al estar experimentando uno de los periodos más excitantes de nuestra historia, y los demócratas solo han estado tendiéndole trampas para sabotearlo y destruirlo. Si los demócratas hicieran su odio a un lado y pensaran en el país, estaríamos construyendo y disfrutando la etapa más interesante de la historia de los EU. Pero ellos se rehúsan a disfrutarla, ellos mismos se hacen miserables pues parecen estar adictos a odiar a Trump y eso les produce un placer insano, y tratan de hacer miserable a todo el país.

Otra razón es que, cuando has visto algo bordado con excelencia, no lo puedes borrar de tu consciencia. Cuando claramente vemos lo que sus enemigos le están haciendo, la forma en que todos los días mienten y lo calumnian, cómo tratan de asesinar su carácter y luego van contra su esposa y de sus hijos, no puedo entender cómo en cierto punto de mi vida yo fui parte de eso y me invade la tristeza. Por eso y más, yo le tengo gran admiración y porque lo veo enfrentar toda una avalancha de podredumbre y seguir adelante sin titubear ni descansar. El no necesita todo esto. No necesita el dinero, ni la fama. Tampoco la atención. Él podría estar retirado disfrutando su fortuna, su familia, sus recuerdos. Pero continúa en la lucha sin agachar la cabeza y con su mirada muy firme y clara hacia su objetivo de llegar a tener unos EU otra vez grandes. ¡Make América Great Again!