La razón para preocuparse por la economía no es solo para comprender el bienestar material, sino para entender un panorama mucho más amplio: cómo cooperamos en un mundo de extraños y diversidad, y cómo convertimos esa cooperación en vidas mejores, más largas y más pacíficas.
La economía, como ciencia, tiene como objeto de estudio las actividades de los agentes económicos, que se dividen en dos grupos: producción, oferta y venta de bienes y servicios; demanda, compra y consumo, actividades que abarcan desde la producción hasta el consumo, pudiendo hablar de la economía de la producción, que es el medio, y del consumo, que es el fin.
Estas seis actividades tienen una secuencia natural, que no puede alterarse sin abortar el resultado. No puede venderse lo que no se ofrece y no puede ofrecerse lo que no se produce. Primero se produce, luego se ofrece y luego se vende. De la misma manera, no puede consumirse lo que no se compra y no puede comprarse lo que no se demanda. Primero se demanda, luego se compra y luego se consume. De la producción al consumo hay una secuencia natural, en la cual el consumo es el fin y la producción el medio (aunque muchas veces se piense lo contrario y, peor, se hagan políticas económicas como si la producción fuera el fin y el consumo el medio, como es el caso del proteccionismo).
Del empresario depende la producción y la oferta, pero no la venta, que depende de la compra, decisión de los consumidores. Qué producir, y por lo tanto qué ofrecer, lo decide el empresario, en función de la expectativa que tenga del comportamiento de los consumidores: producirá y ofrecerá lo que espera que se demande y compre. Pero la venta de lo ofrecido depende de la compra de los consumidores, y la expectativa del empresario con relación al comportamiento de los consumidores puede estar, como muchas veces sucede, equivocada. En el mercado el empresario es el súbdito y los consumidores el rey.
Pero la economía no estudia nada más desde la producción hasta el consumo, como si las seis actividades económicas se llevaran a cabo de manera aislada, cosa que no sucede. Todos los agentes económicos involucrados en la producción, oferta y venta, en la demanda, compra y consumo, se relacionan entre sí a través de una enorme red de intercambios, por la cual todas las actividades económicas, de todos los agentes económicos, desde productores hasta consumidores, están relacionadas, relaciones por las cuales todos cooperan entre sí, dando como resultado un mayor bienestar para todos.
Productores y oferentes compiten entre sí, de la misma manera que demandantes y compradores también compiten entre sí. Oferentes, frente a otros oferentes, del mismo bien o servicio, compiten. Demandantes, frente a otros demandantes, del mismo bien o servicio, compiten. Competencia. Pero el oferente de un bien, frente al demandante de ese bien, cooperan entre sí y, gracias al intercambio, que es esencialmente cooperación, los dos, dado que cada uno valora más lo que recibe que lo da a cambio, elevan su bienestar.
La economía estudia estas dos dimensiones: la competencia y la cooperación, cooperación que se da a través de una enorme de red de intercambios, misma que le plantea, a los economistas, esta pregunta: ¿qué se requiere para que la red funcione de la mejor manera posible?, pregunta que, si la red está compuesta de intercambios, y el mercado es la relación de intercambio entre compradores y vendedores, se convierte en ésta: ¿qué se requiere para que los mercados funcionen correctamente? Que los derechos de los agentes económicos, a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, para demandar, comprar y consumir, y a la propiedad privada sobre los medios de producción, necesarios para poder producir, ofrecer y vender, y sobre el ingreso, que es el producto del trabajo, necesario para poder demandar, comprar y consumir, estén plenamente reconocidos, puntualmente definidos y jurídicamente garantizados, algo que no todos los economistas reconocen.
Por ello, pongamos el punto sobre la i.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Tanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.
Si necesitamos un Estado para combatir otro Estado, por regresión, ¿cómo se justifica la existencia del primer Estado?
Los enemigos de la libertad –de izquierda, derecha o centro– tienen un denominador común: la fe en el Estado.
De la ley nace la seguridad.