Somos nosotros quienes le damos cuerda a Andrés Manuel López Obrador para que en cada presentación de campaña hable del Innombrable. Somos también los medios quienes cuando él plantea puntos importantes de sus propuestas de gobierno simplemente no le hacemos caso.

Roberto Madrazo y Arturo Montiel se están presentando en distintos foros: con frecuencia uno detrás de otro. Pero al final los periodistas no estamos registrando en nuestros artículos o en nuestras notas de radio y televisión lo que cada uno está proponiendo. Esto lo consideramos aburrido. El tiempo o las líneas ágata se las dedicamos a los golpeadores elbistas que llegan a montarle su escándalo cotidiano a Madrazo o a las quejas de Montiel acerca del proceso interno del PRI.

Felipe Calderón, Santiago Creel y Alberto Cárdenas han hecho propuestas interesantes en la precampaña que han protagonizado en los últimos meses. Pero nosotros en los medios simplemente no les hemos prestado atención. Preferimos registrar los pleitos y los ataques personales. Y luego escribimos artículos de opinión quejándonos de la falta de profundidad en las campañas.

Yo entiendo que parte del problema radica en el propio público mexicano. Los ratings de televisión son contundentes. Cada vez que las televisoras dedican tiempo a las propuestas políticas, la gente cambia de canal. Lo único que realmente llama la atención son los pleitos y los escándalos. Los medios, puede argumentarse, no tenemos más opción que aceptar las exigencias de nuestros verdaderos clientes: el público.

Pero quizá deberíamos entender que, cuando menos ocasionalmente, tenemos obligación a ir más allá de lo trivial. Las propuestas que están haciendo los actuales aspirantes a la Presidencia de la República son muy importantes. Es verdad que suele haber una distancia enorme entre las promesas de campaña y las acciones que un presidente toma ya en el poder. Pero lo que dicen los candidatos sirve cuando menos de guía hacia las intenciones de cada uno y a las políticas que podrían impulsar desde la Presidencia.

Hay suficiente información en los discursos y las páginas de internet de los aspirantes como para saber qué quiere cada uno. López Obrador ha sido el más prolífico de todos. Su plan de 50 puntos tiene una gran cantidad de información. Podemos estar de acuerdo o no con el proyecto político y económico de Andrés Manuel; podemos incluso pedir más detalle en algunos puntos, pero no podemos quejarnos de que no haya ofrecido un programa concreto.

Los demás aspirantes no cuentan con propuestas tan detalladas como la de López Obrador, pero seguramente las tendrán en los próximos meses. Por otra parte, en las entrevistas que han concedido, los aspirantes de todos los partidos hablan con claridad de sus propuestas y sus ideas. Es cuestión de juntarlas para tener un concepto claro de lo que cada uno haría como presidente. Pero son pocos los periodistas que quieren hacer ese trabajo. Es más rentable cubrir los escándalos y las disputas que ser realmente un periodista.