¿Qué creaciones intelectuales deben ser protegidas por la ley a favor de sus creadores y qué creaciones intelectuales deben inmediatamente, tan pronto son conocidas, volverse de dominio público?
Los llamados ejes cartesianos, que es probable pero
no cien por ciento seguro que hayan sido “inventados” por René Descartes, son
una formidable herramienta para descifrar la realidad, explicarla y operar
sobre ella. Es incalculable, en este como en el caso de muchos otros hallazgos
intelectuales, el aporte de productividad –y por tanto de riqueza- que los ejes
cartesianos han dado a la humanidad.
Ayer en su espléndido weblog
el profesor de Economía de
Imaginemos que los ejes cartesianos estuviesen
protegidos por derechos de propiedad intelectual a perpetuidad y que cada vez
que tuviésemos que utilizarlos, por ejemplo: para graficar el crecimiento de las
ventas a lo largo del tiempo, tuviésemos que pagar una regalía a los herederos
de Descartes. Suena absurdo. Lo es.
Pero tampoco el otro extremo, la total desprotección
de la propiedad de los hallazgos intelectuales, es aceptable. Ni el plagio, ni
la piratería, ni el robo de marcas o tecnologías, entre otros tipos de despojo,
son conductas que debamos tolerar. De hecho, me temo que en buena parte de
Hispanoamérica, incluyendo a México, el problema es el contrario: El desprecio
a los derechos de propiedad y la constante violación de esos derechos, no pocas
veces con la complacencia de los gobiernos.
El debate importante es definir los límites
razonables de la propiedad de las ideas y de las creaciones intelectuales.
¿Deben los diseñadores de ropa exigir protección, digamos por tres años, para
sus diseños?, ¿en qué consiste la verdadera originalidad del diseño de un
vestido, de una página Web o de un automóvil?, ¿puede patentarse un hallazgo
filosófico? ¿Por qué las obras de creación artística –por ejemplo, una novela-
son protegidas sólo por 50 años y después pasan a ser “dominio público” negando
a los autores, para todo fin práctico, el derecho a heredar a sus descendientes
lo más importante de su patrimonio?, ¿es aceptable el monopolio virtual que se
deriva en algunos casos, en beneficio del creador, de la protección de una
tecnología?, ¿hasta dónde?
El lector ya habrá adivinado que tengo más preguntas
y dudas que respuestas. El consuelo es que, dicen los que saben, así se
aprende. Por lo pronto, no se pierdan el blog del
profesor Mankiw. Prefiero recomendarlo, que
robármelo.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.