Para maximizar las exportaciones, los gobernantes deberían estimular las importaciones, pero hacen lo contrario: las disuaden. Entonces, los gobernantes cometen otro garrafal error: las subsidian para que crezcan.
En la columna anterior (Gazapos
mercantilistas) quedó claro que, descontando los flujos financieros,
las exportaciones tienen que ser iguales a las importaciones, en términos
monetarios. En el plano individual, no hay duda: si Juan exporta bienes por
$1.000, solo podrá comprar (importar) bienes por $1.000.
Si agrupamos en un lugar físico a
cien, mil o cuatro millones de personas, y les decimos que forman el País A, las implicaciones son exactamente las mismas: el valor
monetario de las exportaciones fuera de ese espacio físico tiene que ser igual
al de las importaciones. Dividamos el mundo en dos: País A y todo lo demás
(TLD). En términos monetarios, (Exp=Imp). Si TLD exporta bienes al País A y recibe ¢10.000
millones (colones, moneda de País A) como pago, resulta obvio que TLD solo le
podrá comprar a País A bienes por ¢10.000 millones. Es decir, País A solo podrá
exportar bienes y servicios (b&s) por ¢10.000
millones. Ahora, si el gobierno de País A decidiera proteger a algunos de sus
productores y limitara la importación de bienes a ¢5.000 millones, TLD solo
podría comprarles bienes con los ¢5.000 millones que obtendría. Las
exportaciones de País A caerían a ¢5.000 millones. Está claro: toda reducción
de las importaciones implica una reducción de las exportaciones, y viceversa.
Para lograr su objetivo de
maximizar las exportaciones, los gobernantes deberían estimular las
importaciones, pero hacen lo contrario: las disuaden. A raíz de este error, las
exportaciones no crecen por sí solas; entonces, los gobernantes cometen otro
garrafal error: las subsidian para que crezcan.
Ahora, el subsidio de las
exportaciones de País A equivale a que el gobierno de ese país regale dinero a
individuos de otros países para que compren (importen) bienes de País A. Así, las
exportaciones crecen: (Exp = Imp
+ Sub). Imaginemos a Juan entregando su dinero a
Miguel para que éste compre sus bienes. Sería un absurdo. Juan vendería
(exportaría) más, pero sería más pobre. A escala de país, el subsidio a la
exportación de b&s no solo es igualmente absurdo;
es un acto criminal. ¿Por qué? Porque el gobernante toma el dinero de Pedro, se
lo regala a Max, el extranjero, y le pide a éste que
compre (importe) el bien de Juan; de paso, le dice a Pedro, el perdedor, que esa
operación lo enriquecerá. Consecuencias: las exportaciones suben, los juanes y extranjeros se enriquecen, y la gran masa (los pedros) se empobrece.
¿Por qué maximizar las
exportaciones? La respuesta de los neo-mercantilistas que gobiernan es: porque sí; y están dispuestos a recurrir
hasta lo absurdo para lograrlo. Sin embargo, la respuesta inteligente es: en cuanto
al comercio internacional, el objetivo de cualquier grupo humano es maximizar
las importaciones –porque éstas son las que se consumen–;
pero, como en términos monetarios Exp=Imp, se maximizan las exportaciones como medio para lograr
el objetivo; eso sí, sin subsidios o barreras comerciales, ya que éstos serían
contraproducentes.
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.