Afirma Calderón que “el crecimiento económico es una responsabilidad compartida entre Estado y sociedad”, afirmación correcta siempre y cuando la tarea del gobierno consista en facilitar las tareas de los agentes económicos particulares (en concreto de los inversionistas, sin cuyas inversiones no habrá ni mayor crecimiento, ni más ni mejores empleos, ni mayores ingresos), no en convertirse, a través del gasto público, en el motor del crecimiento. ¿Cómo lo entiende Calderón?

“Al Estado le corresponde – afirma Calderón -,  crear las condiciones favorables y propicias para que los mercados puedan funcionar adecuadamente, mediante la vigencia del Estado de Derecho, la creación de infraestructura, la inversión en valor humano, la participación en las áreas estratégicas de la economía, y la expedición de reglas claras y equitativas para todos los actores económicos”, afirmación que, salvo por la participación gubernamental en las áreas estratégicas de la economía (que precisamente por serlo deberían estar sujetas a la competencia, para lo cual habría que privatizarlas), es correcta, sobre todo por el primero y último puntos, que están relacionados: para que los mercados funcionen correctamente, sobre todo en beneficio de los consumidores, se requiere, entre otras condiciones (entre las que se encuentra la estabilidad monetaria, que ya tenemos), reglas claras y equitativas para todos los agentes económicos o, dicho de otra manera, que el gobierno no otorgue privilegios (apoyos, protecciones, subsidios, concesiones monopólicas, etc.) a favor de algunos.

De las seis tareas propuestas por Calderón para el gobierno, cinco son, de entrada, correctas, y solamente una (la participación gubernamental en las áreas estratégicas de la economía) no lo es. Escribo de entrada porque falta lo más importante, desde definir cuáles son las condiciones favorables y propicias para el adecuado funcionamiento de los mercados, hasta determinar el contenido de las reglas claras que deberán ser las mismas para todos los agentes económicos, lo cual tiene que ver con el marco institucional de la economía, es decir, con las reglas del juego.

Al respecto Calderón señala que “otra condición fundamental es contar con instituciones eficaces”, que “el marco institucional debe estar ordenado de tal forma que propicie la productividad y la generación de empleos”, y que “se tenga la certeza de que (las reglas) serán aplicadas sin excepción”. Calderón reconoce que el marco institucional de la economía mexicana deja que desear y que debe corregirse, siendo parte de esa corrección la aplicación pareja (que no quiere decir otra cosa más que justa) de las leyes. Bien, claro que sí, pero falta lo más importante: ¿de qué manera reordenar el marco institucional? ¿Qué reglas deben eliminarse y por cuáles otras sustituirse? ¿Por dónde comenzar?

Calderón lo indica al señalar que “se requiere que la participación del Estado esté claramente delimitada”, con el fin de garantizar (esto lo digo yo), frente al poder gubernamental, la libertad y la propiedad de los agentes económicos, lo cual supone, entre otras cosas, ponerle un límite a la capacidad recaudadora y reguladora del gobierno, partiendo de dos hechos que impiden una mejor marcha de la economía: muchos y muy elevados impuestos (contra la propiedad), y muchas y muy costosas regulaciones (contra la libertad).

Para terminar este primer análisis de la propuesta económica de Calderón, apuntar que él reconoce que “el mercado, la inversión y la competencia son condiciones necesarias para la producción y asignación de bienes y servicios (ojo: estrictamente hablando las mercancías no se asignan, se venden y compran)[1]...”, pero que “no son suficientes para la generación de condiciones de vida digna...”, y que por ello “se requiere la acción rectora y rectificadora del Estado, para lograr una economía verdaderamente humana, justa y equitativa para los mexicanos”.

Dos comentarios. Uno: la economía debe ser eficaz, capaz de producir más y mejor para un mayor número de gente; lo de humana, justa y equitativa sale sobrando. Dos: ¿qué entiende Calderón por acción rectora y rectificadora del gobierno? ¿Dirigismo gubernamental: que el gobierno le diga a la gente qué hacer? ¿Redistribución: que el gobierno le quite a unos para darle a otros?, atentando lo primero contra la libertad y lo segundo contra la propiedad.

En términos generales la propuesta económica de Calderón apunta en la dirección correcta, pero falta lo más importante: poner los puntos sobre las i.