La noticia anunciada de la llegada de Agustín Carstens al equipo de Calderón para ocupar la cartera de Hacienda es aire puro para el cansado y rebasado equipo de campaña además de darle un respiro al Presidente Electo sobre el rumbo de su gabinete, así pues en los próximos días veremos las reacciones del mercado, tanto en bolsa como en tipo de cambio del anuncio que da continuidad a la política de estabilidad pero que tiene como ingrediente adicional las reformas económicas de las que Carstens fue el arquitecto en los primeros años de la Administración de Gil en Hacienda.

En la semana pasada el Fondo Monetario Internacional recomendó al nuevo gobierno que emprenda la tarea de hacer realidad las reformas estructurales que el país ha pospuesto por los últimos 15 años, como la energética, laboral, fiscal, regulatoria e incluso se habló de petróleo. No todas estas tareas caen en la esfera de Carstens pero con el llega al menos la idea de que hay que hacer estas reformas y por supuesto que viene acompañado del sentido de urgencia de que o se hacen ahora o perdemos productividad y competitividad, así que no podemos permitirnos, como país, más retrasos que significan menos empleos, menos crecimiento, más migrantes y más pobres.

Pero hay otro antecedente que hace pensar que Carstens inyectaría nueva fuerza a un equipo y un Presiente electo que han visto disminuido su ímpetu reformador por la crisis postelectoral que hemos enfrentado, y es que este economista fue el autor o impulsor de reformas como la Ley de Concursos Mercantiles, la Ley del Mercado de Valores, las reformas que permitieron el auge de la vivienda o las reformas para la política financiera agraria, entre otras, que visto en perspectiva es aquello que si logró conseguir el gobierno de Fox, amén de la Ley de Transparencia, pero todo esto tuvo un eje y ese fue Carstens, el subsecretario de Hacienda y Crédito Público.

Con este antecedente hay mucha tela de donde cortar para saber cual será tanto el Presupuesto 2007, la primera tarea de Carstens, como las características de la reforma fiscal que se estará negociando con los partidos y el Congreso de la Unión en los próximos meses.

Por ejemplo, se sabe que Carstens es partidario de una reforma que simplifique y uniforme el cobro del IVA, esto significaría un giro respecto a las declaraciones del algunos miembros del equipo de Calderón en torno a no gravar alimentos y medicinas, pero además de esto significa que se buscaría una sola tasa (10%) en todo el país y la desaparición de los regímenes de excepción o de la tasa cero. Conflicto político que ha rezagado al país en materia tributaria desde 1980 y que se ha visto paralizado con cada elección, parece que lo único que une a todos los diputados, derecha, izquierda o pintos, es su rechazo al IVA en alimentos y medicinas.

Pero donde la entrada de Carstens al equipo cobra mayor relevancia es respecto a la reforma del ISR, que según se leyó en campaña y en sus compromisos es la simplificación de trámites y regímenes, así como la uniformidad de tasas, para hacer al país competitivo desde el punto de vista fiscal. Lo que se traduce en la idea del Impuesto a Tasa Única que tanto éxito ha tenido en los países del antiguo bloque socialista de Europa del este. Así que habrá que ver cómo se desarrolla esta idea y cómo se busca convencer a los legisladores de su necesidad más allá de que nuestra recaudación es raquítica, la extrema dependencia por el ingreso petrolero o de que hay que cobrar más impuestos para poder elevar el gasto social, así que el verdadero reto está en hacer de nuestra economía algo más moderno y funcional, la buena noticia es que el encargado de esta política sí sabe hacerlo y sí tiene los arrestos para ser de nuevo el gran reformador.