Mañana, jueves 22, se reanudará en Egipto el juicio en contra del joven Kareem Amer, acusado del delito de ser “un no creyente desagradable” que criticó al Islam en su bitácora en la red.
Abdel Kareem Nabil Soliman (conocido también
como Kareem Amer) publicó en su bitácora en la red (o “weblog”) el 23 de octubre de 2005 un indignado testimonio
titulado: “La
verdad desnuda acerca del Islam tal como pude verla en Maharram
Beh”.
El joven, estudiante de la prestigiosa universidad islámica Al-Azhar, describía vívidamente el ataque despiadado de
musulmanes a cristianos coptos un par de días antes, el “viernes negro”, en Maharram Beh, Alejandría, y
escribió que no se trataba de un salvajismo criminal aislado, sino de una
conducta coherente con las enseñanzas de Mahoma, catorce siglos antes, respecto
del odio que merecen los “infieles”.
Tres días después fue detenido acusado de blasfemia,
fue expulsado de la universidad y hoy es repudiado por su padre, un maestro de
matemáticas retirado, quien propone aplicar a
su hijo la “Sharia”, o ley islámica: Tres días
de plazo para arrepentirse públicamente o ser ejecutado.
Hoy en
Estocolmo debió haberse realizado una manifestación de protesta frente a la
embajada de Egipto en Suecia. Organizaciones como “reporteros sin
fronteras” han denunciado este ataque flagrante contra la libertad de
expresión (y de creencia) y se han elevado diversas
protestas contra el gobierno de Hosni
Mubarak, presidente de Egipto desde octubre de
1981.
Suele pensarse que Egipto es un país relativamente
libre para los estándares del Medio Oriente. No es así, Egipto ocupa el
bochornoso lugar 127 en el Índice
Mundial de Libertad Económica y registra deplorables índices de libertad
financiera, libertad de trabajo y respeto a los derechos de propiedad así como una
elevada corrupción.
Es inconcebible que en el siglo XXI, en un país que
pertenece a las Naciones Unidas y en el que algunos creen ver un factor de
moderación y estabilidad en el mundo árabe, como Egipto, un joven sea
encarcelado por horrorizarse ante el salvajismo y criminalidad que se ejerce, en nombre de la fe, contra
los “infieles”.
Pero
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.