Calderón cumplió, el 28 de febrero, tres meses de haber llegado a la presidencia, a lo largo de los cuales hizo muchas cosas, pero todas dentro de la ortodoxia de los gobiernos mexicanos, hayan sido del PRI, sean del PAN, ortodoxia que desconoce el valor y la eficacia de la libertad individual y la propiedad privada, sobre todo en el campo de la economía.

Ortodoxia de los gobiernos mexicanos, ¿a qué me refiero? A creer que son responsables de todo, desde la salud de los niños, pasando por el primer empleo y el precio de la tortilla, hasta llegar a la productividad y competitividad de los agricultores, tal y como lo ha creído el gobierno de Calderón, y a las pruebas me remito.

El 8 de enero Calderón puso en marcha el Seguro Médico Universal, que supone la atención médica gratuita (¿será?) para todos los niños nacidos a partir de entonces. El 15 de enero arrancó el programa Primer Empleo, por el cual, mediante la cobertura durante 12 meses, hasta del 100 por ciento de las cuotas del IMSS, el gobierno pretende promover (¿se conseguirá?) la creación de nuevos puestos de trabajo. El 18 de enero firmó el Acuerdo para Estabilizar el Precio de la Tortilla, con el cual se pretende impedir (¿en contra de las leyes del mercado?) el alza en el precio de la misma. El 23 de febrero dio a conocer el programa Acciones para la Competitividad del Maíz, Frijol, Caña de Azúcar y Leche, cuyo fin es promover (¿ahora sí?) la competitividad de ciertos productores agropecuarios.

¿Qué hemos tenido? Más de lo mismo, en el marco de la ortodoxia de los gobiernos mexicanos. ¿Y qué es ese más de lo mismo? La creencia de que son responsables de todo, responsabilidad que enfrentan, sobre todo, a punta de subsidios, tal y como es el caso de tres de los cuatro programas mencionados: el Seguro Médico Universal, y los programas Primer Empleo y Acciones para la Competitividad del Maíz, Frijol, Caña de Azúcar y Leche. En el caso del Acuerdo para Estabilizar el Precio de la Tortilla se trata, por más que haya sido concertado entre el gobierno y los particulares, de un control de precios, al más puro estilo ¿de?..., la ortodoxia de los gobiernos mexicanos.

¿Más? ¡Cómo no! El pasado lunes 26 Calderón firmó el Compromiso para Garantizar la Suficiencia, Disponibilidad y Precio Justo de los Medicamentos, algo que calificó como “un gran paso en la vida de todos los mexicanos”, porque el objetivo es que los hospitales del gobierno cuenten con las medicinas necesarias, ¡lo cual nos da una idea de cómo están las cosas, y me lleva de nuevo a la pregunta del último Pesos y Contrapesos: ¿si el gobierno es incapaz de hacer bien sus tareas naturales – cobrar impuestos, garantizar la seguridad contra la delincuencia, e impartir justicia -, podemos esperar que realice correctamente tareas como atender médicamente a los mexicanos?! Los hechos, ¿qué responden?

Que me perdone Calderón, pero el gran paso en la vida de los mexicanos se dará en el momento en el cual ningún compatriota necesite del gobierno para cuidar su salud, y lo haga a partir de su trabajo y de su ingreso. ¿De qué estoy hablando? De la libertad individual y la propiedad privada, las mismas que la ortodoxia de los gobiernos mexicanos desprecian, no tanto en el discurso, pero sí en los hechos, tal y como lo muestran los primeros programas y acuerdos del gobierno calderonista.

¿Será que al final de cuentas no me equivoqué y que acerté al votar por Calderón, no por considerarlo el mejor de los candidatos, sino por creer que es el menos malo? Por lo pronto, tres meses y nada nuevo. Al contrario, pura ortodoxia, al más puro estilo....