Acaba de publicar Consulta Mitofsky una encuesta en la que revela el aumento de la preocupación de los mexicanos sobre la situación económica del país. El 69% de los encuestados cree que la economía mexicana esta hoy “mal o peor que antes,” casi 10 puntos arriba que en vísperas de la elección del 2 de julio.

49% de los encuestados considera que la economía nacional “está en crisis,” a pesar de la notable estabilidad macroeconómica que se ha alcanzado con una inflación razonablemente baja, una paridad frente al dólar que se mantiene notablemente firme y una bolsa de valores que rompe records a diario.

¿Qué explica esta aparente contradicción entre lo que percibe la población y los principales indicadores que acreditan la ausencia de una crisis? No lo sé a ciencia cierta, pero se me ocurren varias hipótesis:

·         La desaceleración en el crecimiento económico que en el primer trimestre del año aumento sólo en 2.6% anual, la mitad del que se registró en 2006. La caída fue generalizada, pero más pronunciada en manufacturas (-0.1%) y construcción, dónde el dinamismo cayó en 65%. Esta tendencia se explica por el menor crecimiento de la economía de EU durante el mismo período.

·         Si bien las autoridades hacendarias esperan un repunte en el segundo trimestre sustentado en una recuperación de la industria automotriz, no es suficiente para echar las campanas al vuelo.

·         La definición de “crisis” puede ser distinta hoy respecto a la que estábamos habituados cuando los colapsos económicos eran recurrentes: 1976, 1982, 1987 y 1994. Han pasado casi trece años de la última verdadera crisis y una parte no despreciable de la población no las recuerda, para su fortuna.

·         Cuando una persona está desempleada o se ve precisada a recurrir a la economía informal o a emigrar del país sin documentos, ambas decisiones que requieren de una inversión inicial no despreciable, es muy probable que considere que la economía está en crisis como reflejo de su propia situación, que es realmente grave.

Si bien los temas económicos en conjunto (crisis, 22.6%; desempleo, 14.6; pobreza, 10.4%; salarios bajos, 3.1%;) constituyen la principal causa de desazón para los encuestados con un 50.7%, el más importante motivo de inquietud por sí solo es la inseguridad/delincuencia, con un 26.6%.

Si a la ansiedad de los mexicanos con su inseguridad se agrega su tribulación frente al narcotráfico, que ha crecido como ninguna otra categoría individual al pasar de 1.8% en promedio para los pasados 6 años a 7.6% ahora, se aprecia que los propósitos del gobierno de Felipe Calderón estuvieron bien elegidos.

Al poner a la cabeza de las prioridades para su administración la seguridad, el crecimiento y el empleo, reconoce explícitamente que sus tres objetivos básicos están irremediablemente encadenados entre sí: en la anarquía y la inseguridad no puede haber crecimiento, y sin éste no habrá generación de empleos.