Señores analistas bisoños, la negación a la reforma migratoria a quien más afecta es a las empresas norteamericanas del sudoeste y a los consumidores estadounidenses.
Perdone la
expresión amigo lector, pero parece que la propuesta de reforma migratoria del
Presidente Bush, se ha ido al retrete.
Para algunos
analistas en México esto es una mala noticia para el gobierno calderonista y, por supuesto, para México. Perdón, señores
analistas bisoños, pero la negación a la reforma migratoria a quien más afecta
es a las empresas norteamericanas del sudoeste (y podría tener serias
repercusiones para los consumidores estadounidenses). A las pruebas me remito.
Aunque con
los políticos de Washington nunca se sabe, al parecer la decisión de la semana
pasada de postergar el debate a la propuesta de Ley Migratoria, significa que
sólo la retomarán hasta después de las elecciones presidenciales del 2008;
vamos, parece que pudo más la carrera política de los legisladores.
En fin que,
ya el tiempo dirá. Lo preocupante es que en algunos políticos norteamericanos
(lo que incluye a algunos comunicadores ignorantes como Hugh
Hewitt) persiste la idea de que la migración no es
buen negocio para EU.
En primer
lugar, los actuales flujos migratorios a EU (aunque en su mayoría provienen de
México, también hay presencia centroamericana muy fuerte), son resultado del
diferencial salarial entre los países de origen de los inmigrantes y el mercado
laboral norteamericano. Se trata de un asunto económico y no político, pero
como siempre, los políticos quieren meter su cuchara, con lo que terminan al
final perjudicando a alguien (a los propios norteamericanos).
Desde 1870,
EU fue campeón en recibir flujos migratorios. Primero fueron flujos
provenientes del norte y sur de Europa, luego de Asia y más recientemente se
han acentuado también flujos que provienen de México y Centroamérica. Hasta
1924, año en que se promulga la primer Ley de Inmigración, EU es el país en el
mundo con más inmigrantes. Casi 50 años recibiendo personas de todo el mundo,
le ganaron a EU el nombre de “crisol del mundo”, y vaya que si lo era, fueron
años de libre comercio y libre movilidad de personas, fueron años en que EU se
convierte en la gran potencia económica del siglo XX.
Después de
De acuerdo
al análisis económico, la inmigración afecta negativamente el salario y el
empleo de los trabajadores nacionales (los que residen en el país receptor) que
tienen calificaciones similares a los inmigrantes, por lo que este argumento es
muy socorrido por los políticos que se oponen a la inmigración. A ver, sólo que
hay que aclarar algunas cosas.
De acuerdo con
un riguroso trabajo académico de Friedeberg R. M. y
J. Hunt, llamado The Impact of Inmigrants on host
country wages publicado en The
Journal of Economic Perpectives, la mayor
parte de los análisis de los países receptores de mano de obra (lo que incluye
a EU), muestran que por cada 10% de aumento de la población inmigrante, el
salario de los trabajadores nacionales (los del país receptor) se reduce en
cerca de 1%, cuando mucho. Este resultado es contundente y señala que la mayor
parte de los inmigrantes NO sustituyen a los trabajadores del país receptor de
mano de obra (sean ó no calificados).
Esto
significa que los mexicanos y centroamericanos que hoy día llegan al mercado
laboral norteamericanos son sólo fuerza de trabajo complementaria y no
sustituta de la fuerza laboral norteamericana (no hay juego de suma cero para
los estadounidenses, en donde, según la creencia popular ramplona, un empleo
para un hispano significa un empleo menos para un norteamericano), que en su
mayoría tiene mayor nivel escolar. Los mexicanos y centroamericanos contribuyen
a que muchas empresas del sudoeste de los EU puedan producir bienes agrícolas a
bajo costo, lo que beneficia a millones de consumidores norteamericanos. Como
diría un político mexicano (en una frase tristemente célebre), los mexicanos
realizan trabajos que incluso los afro-americanos rechazan hacer. Los empleos
de los mexicanos en el campo estadounidense no los quieren ni blancos ni
negros, pues no cubre su costo de oportunidad; de acuerdo a su nivel escolar,
estos grupos acceden a empleos de mayor calificación, en donde no hay mercado
para los emigrantes mexicanos y centroamericanos (con menores calificaciones).
Esto en lo que se refiere a trabajos agrícolas. ¿Qué sucede con la producción
de bienes duraderos entre las que están algunas manufacturas?
Para algunos
miopes políticos norteamericanos, la producción de bienes duraderos ha
aumentado la desigualdad de los salarios (entre los trabajadores
norteamericanos calificados y no calificados), porque las industrias que
producen estos bienes emplean una cantidad grande de trabajadores no calificados,
entre los que están los inmigrantes, lo que implica, de acuerdo a la ley de la
oferta y la demanda, un menor precio, es decir, menores salarios.
Este
argumento tampoco se sostiene por la evidencia empírica. El flujo de
extranjeros que ingresaron a EU en los años ochenta y noventa del siglo pasado,
no se limitó sólo a personas no calificadas (y tampoco a hispanos). En ese
tiempo también entraron ingenieros y científicos extranjeros que alimentaron
centros de tecnología avanzada de EU como Silicon Valley, lo que incrementó la productividad y competitividad
estadounidense. Por lo tanto, el ingreso de personas calificadas a EU ha
contribuido a mayores salarios en la economía en general. Al hacer una
ponderación final de los efectos entre las personas calificadas y no calificadas,
los ganadores son, no sólo los consumidores norteamericanos (que gozan de
consumir bienes a bajo precio), sino la masa de trabajadores nacionales en
general. No entendemos en dónde está la gravedad de que el salario de un
conserje norteamericano se haya distanciado del de un ingeniero (también
norteamericano), si en la última década ambos duplicaron sus ingresos (producto
de la inmigración calificada y no calificada) y viven mejor. Por cierto, las
trabas burocráticas que los políticos de Washington ponen a la inmigración, ya
no se limitan a la mano de obra no calificada, sino que también la quieren
ampliar -de hecho ya la aplican- a personas extranjeras que poseen un
doctorado. Qué grave para los norteamericanos, esto podría significar que EU
pierda la supremacía económica en el mundo. Allá ellos, pero si la sociedad
permite a los políticos decidir por encima de las leyes económicas, los
primeros afectados serán los propios ciudadanos estadounidenses.
Otro
argumento que le gusta a los políticos norteamericanos (sobretodo a ex
estrellas de cine como el gobernador californiano Schwarzenegger),
es el proveniente de institutos de investigación como
Lamentablemente,
los argumentos de
En primer
lugar, los estudios de
Por otro
lado, los inmigrantes contribuyen a la generación de riqueza, satisfaciendo
necesidades de los norteamericanos, por lo que también contribuyen con consumo
e impuestos al sostenimiento de los servicios públicos.
Hoy día los
hispanos nacidos en EU tienen tres ventajas que les ayudan a compensar su falta
de calificaciones educativas: representan
el número más alto de asalariados por familia de entre todos los grupos étnicos
que componen a un país como EU, tienen la mayor participación en la población
trabajadora y cuentan con familias estables. Por lo tanto, las familias de
hispanos descendientes de los inmigrantes tienen prácticamente el mismo ingreso
que sus contrapartes blancos y negros, es decir, 55% son propietarios de sus
casas en comparación con el 70% de los hogares blancos y 44% de los hogares
negros.
Como puede
verse, en el largo plazo, la inmigración genera capital humano que contribuye a
la creación de riqueza (y al consumo) de la economía, lo que además genera
descendientes que ayudan a pagar no sólo los servicios públicos, sino también
contribuyen al pago de las jubilaciones de los viejos del grupo étnico más
numeroso, los blancos.
Hemos
abusado del espacio, amigo lector, pero podríamos seguir esgrimiendo argumentos
a favor de la inmigración en EU y tirando viejos mitos de los políticos.
Ya veremos
si después los políticos norteamericanos se ponen las pilas, pues de lo
contrario, si persisten en querer violar las leyes económicas deteniendo la
migración, sólo provocarán daños a la economía norteamericana. Ya veremos si pueden
más los argumentos económicos sólidos ó se imponen los viejos prejuicios que sólo
hacen daño a las sociedades.
Por cierto,
amigo lector, en este esfuerzo de tirar prejuicios, no deje de visitar la
página de Ricardo Valenzuela y Michael Orshan, http://www.marsound.com/
EntrarTanta sociedad como sea posible, tanto gobierno como sea necesario.